22 November 2006

Trole

He leído que para mejorar los accesos a la UJI (mi universidad), y reducir el tráfico alrededor de ésta, van a poner, atención chicos y chicas, un trolebús.

¿Pero qué demonios es un trolebús? ¡Suena a medio de transporte de los años cuarenta!

¿Qué va a ser lo próximo? ¿Un globo aerostático? Fantástico medio de transporte, con capacidad para cuatro pasajeros -tres y el conductor-, rápido, limpio, perfecto para el invierno. ¡Pide ya tu bono-globo!

Algo he oído también de un zeppelin. El cielo de La Plana lleno de objetos flotantes ¿Que pierdes el globo aerostático de las 10:15? ¡No pasa nada! ¡Coges el zeppelin de las 10:20!

Para más adelante quedan ya proyectos como los de habilitar una pista para cuádrigas romanas por el centro de la ciudad en dirección UJI, o el del barco de vapor que surcará elegantemente las aguas del río Seco.

20 November 2006

Blasfemia

Si hay una serie de hombres sobre la faz de la Tierra que pueden presumir de haber sentido el inmenso poder que siente Dios al manejar a los seres humanos como si fueran marionetas a su merced, esos hombres son, ni más ni menos, que los hombres-orquesta de los banquetes de boda.

¿Quién tiene, aparte de ellos, el poder de hacer bailar hombro con hombro a desconocidos encorbatados al ritmo de canciones que siempre juraron odiar?

¿Quién puede, hacernos sentir como el mejor bailarín de pasodobles del planeta por el simple hecho de mencionarnos al final de una canción?

Estos hombres -o más bien debería decir superhombres- observan desde su púlpito a esa masa enfervorecida que agita sus cuerpos al ritmo de Paquito el Chocolatero pensando que ése es exáctamente el infinito poder que siente Dios (o Buda), al darnos la vida y la muerte.

"Si les dijera que se quitaran la ropa, sacrificaran un cordero junto al escenario, y me adoraran por siempre jamás, lo harían sin dudarlo" piensa el hombre-orquesta de nosotros. Y es cierto. No lo hace, porque como buen Dios, sabe dónde están sus límites.

13 November 2006

Números

Ayer vi tres partidos de fútbol, uno en directo y otros dos por la tele. Al acabar el tercero de ellos me metí en internet para leer las crónicas. Antes del primero de ellos estuve alrededor de media hora hablando de fútbol.

Tanto fútbol no me cansa. Da que pensar.

Echando números, compruebo que, como poco veo alrededor de tres partidos de fútbol por semana -es decir, 270 minutos-, dedico quince minutos diarios a ver las noticias deportivas, otros treinta en internet en páginas relacionadas, hablo con otras personas un cuarto de hora diario sobre el tema, incluso yo mismo dedico unos diez minutos de mi pensamiento libre al fútbol. Muchos de vosotros comprobaréis que los números no cambian demasiado en vuestros casos.

Además, juego un partido de una hora, una vez cada dos semanas.

Si tengo en cuenta que me gusta el fútbol desde que tenía once años, hago cuentas y me salen que a lo largo de mi vida he dedicado... 460.000 minutos (!) a este deporte, o lo que es lo mismo: ¡¡¡trescientos dieciocho dias!!!

Casi un año.

¿Qué podría haber estado haciendo durante todo este tiempo?

¿Qué ha estado haciendo el resto de gente a la que no le gusta el fútbol durante todo ese tiempo? En serio: ¿qué?

¿Hay vida más allá de la afición al fútbol?

No es que me arrepienta; es más, hay a quien le gusta el tunning.

11 November 2006

Bus

No se puede hacer un viaje en autobús de más de cinco horas sin que al cabrón de Murphy se le ocurra aparecer.

O bien tienes la fortuna de sentarte al lado de un ex-adicto a la cocaína que no deja de enumerarte las maravillas de esta sustancia aunque cierres los ojos y finjas dormir profundamente, o bien te corresponde el único asiento de todo el autobús que no tiene ventanilla. Cuatrocientos kilómetros de recorrido donde lo único que puedes contemplar es el martillo de socorro que hay a pocos centímetros de tu oreja.

La película proyectada suele estar protagonizada por cualquier actor de prestigio de décadas anteriores
que en la actualidad se encuentra en rehabilitación de una original adicción, o por el no menos laureado actor que hacía de ladronzuelo malhumorado en la ya mítica Solo en Casa.

Si, ajeno a todo esto, decides dormir hasta llegar a tu destino, te hará bien saber que la postura cómoda que con tanto ahínco buscas, sencillamente no existe.