22 January 2007

Falo

Pocos días antes de mi segundo examen, comienzo a repasar los ejercicios del tema tres de la asignatura. Concretamente, en uno de los ejercicios se me pide obtener una gráfica a partir de una serie de datos mediante el criterio de Nyquist.

Hago los cálculos correspondientes y dibujo la gráfica con boli rojo. La miro, levanto el papel, le doy la vuelta, me alejo, me acerco. No hay lugar a duda. La gráfica tiene forma de pene.

Sin dedicarle más que una leve sonrisa, intento hacer el ejercicio siguiente, con la sensación de haber hecho un buen trabajo.

Al día siguiente, acudo a primera hora de la mañana al despacho del profesor de esta asignatura para preguntarle algunas dudas sobre el ejercicio con gráfica fálica –éstas dudas no tenían nada que ver con el hecho de que el resultado del ejercicio fuera un esbozo de miembro viril, sino con los cálculos previos-.

Me siento enfrente de él, y sin dudarlo un momento saco el papel en el que había, por casualidades de la ciencia ajenas a mi persona, un problema cuyo resultado era una gráfica con evidente forma de falo.

Es aquí donde se desencadenaron una serie de reacciones en su rostro que en absoluto se relacionarían con un profesor de Sistemas Automáticos atendiendo a un alumno suyo. Frunció el ceño, entornó los ojos, puso la boca en forma de cero y preguntó: “¿Pero esto qué es?”, aunque lo que en realidad quiso decir fue “¿Por qué me enseñas el dibujo de una polla a las nueve y veinte de la mañana?”

Tras un lamentable intento de explicación por mi parte, mi profesor coge muy amablemente el papel, hace una cruz sobre el ejercicio en cuestión diciendo que aquello le parecía “una cosa un poco obscena”, y me lo resuelve de nuevo obteniendo un resultado que no se parecía en nada a ningún órgano genital.

Si algún avispado lector se pregunta si éste profesor es el mismo al que fui a pedirle información sobre una reunión celebrada un año atrás, le diré que la respuesta es obvia: sí. La leyenda continúa.

Permaneced atentos a vuestras pantallas. Los términos “yo” y “profesor de Sistemas Automáticos” incluidos en la misma frase son sinónimo de espectáculo.

19 January 2007

Unas hojitas grapadas

Si no he batido esta tarde el record Guinness de máximo número de veces que una persona dice la palabra hijadeperra en su cabeza, me he quedado muy cerca.

Todo gracias al primero de mis exámenes de este semestre, al que he acudido con ciertas esperanzas después de tres meses y medio de pesimismo absoluto. Esperanzas que se han desvanecido tras dar un simple vistazo al conjunto de hojitas grapadas que me ha pasado mi compañera de delante.

A partir de aquí, cinco horas para buscar a mi alrededor miradas cómplices que compartan mi indignación –sin éxito-, cinco horas para masticar la tapa del boli hasta convertirla en una asquerosa forma azul y para lanzar miradas de odio a la persona que nos observa desde el final de la clase, cinco horas para maquear mi examen al máximo y convertirlo en algo lo más parecido posible a un tres.

Momento clave: el cursor parpadeante de la pantallita de la calculadora desaparece. Cansada de no ser utilizada por el idiota que tiene enfrente, la calculadora decide apagarse espontáneamente, mandándome un claro mensaje: recoge y pa casa.