24 September 2007

A veces

A veces los chicos, quedamos con chicas.

Son chicas que hemos conocido en fiestas, en bodas o en bibliotecas, así que las conocemos más bien poco: es la primera vez que quedamos. Esa primera vez será clave para determinar si habrá otras veces más.

El camino que separa nuestras casas de la plaza donde hemos quedado con estas chicas se convierte en algo parecido al París-Dakar.

Salimos de casa sin demasiadas ganas de vernos con estas chicas. De pronto, el miedo ha conseguido hacernos pensar que nos apetecería muchísimo más quedarnos en nuestras casas viendo la tele que intentándoles caer bien a las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas.

La imagen que nos devuelve el espejo del portal de nuestras casas no nos gusta nada de nada. Nuestros pantalones tienen una mancha (pequeña), nuestro pelo está escandalosamente recién lavado y nuestros herpes labiales enrrojecen a velocidades siderales.

Los primeros centenares de metros los recorremos -sin darnos cuenta- intentando imaginar sobre qué hablaremos nada más nos encontremos con estas semi-desconocidas. En estos momentos, los chicos nos damos cuenta de que no sabemos qué demonios tenemos en común con las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas.

En seguida nos percatamos de que no tiene sentido planear ninguna conversación con alguna de estas chicas, e intentamos relajarnos mirando las pantallas -vacías- de nuestros móviles. Segundos después nos sorprendemos a nosotros mismos ensayando mentalmente cómo le contaremos a estas chicas lo bien que nos lo pasamos en nuestros veranos.

A mitad camino, los chicos nos volvemos a mirar el pelo en un escaparate. Nuestro pelo no nos gusta e intentamos solucionarlo utilizando nuestras manos derechas. Agitamos nuestros flequillos para darles cierto aire de naturalidad y desenfado; para que no quede tan claro que nos acabamos de duchar justo antes de salir de casa. El siguiente escaparate nos muestra que la solución adoptada ha sido de todo menos buena: las rayas al medio pasaron de moda a principios de los noventa (y jamás volverán).

Centenares de metros antes de llegar a nuestro destino, descubrimos que la elección de nuestra camiseta favorita tampoco ha sido del todo acertada: todavía hace algo de calor y el temido Efecto Camacho suele haber hecho aparición.

A decenas de metros de la plaza en cuestión, palpamos cuidadosamente nuestros labios, deseando que éstos hayan conseguido curarse espontáneamente en los doce minutos anteriores. Obviamente, lo que ha ocurrido con nuestras heridas labiales es todo lo contrario: sangran. Estamos a escasos metros de las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas y los chicos sangramos. Sangramos como Cristo en la Cruz.

Los chicos no tenemos pañuelos de papel así que limpiamos nuestros dedos manchados de sangre sobre nuestros pantalones ya manchados antes de salir de casa o en la pared que tenemos al lado.

A veces, los chicos pensamos que la chica que tenemos en frente debe de ser la hostia de maja, porque de lo contrario todo este patiment no tiene ningún sentido.

22 September 2007

Pitorro

¿Alguna vez alguien ha conseguido meter el pitorro del USB en la dirección correcta a la primera?

¿Es eso posible?

19 September 2007

Septiembre

Los exámenes de Septiembre son el invento más perverso de los sistemas de educación actuales.

Uno se ve obligado a permanecer estudiando en casa durante horas y horas, a elevadísimas temperaturas altamente desaconsejadas por la Organización Mundial de la Salud, mientras desearía estar haciendo todo lo que durante el mes de Julio no tuvo ganas de hacer: ir a la playa, ver una película, patinar.

Además, tras semanas de ardua dedicación al estudio, uno espera con ansia el día en que este suplicio termine. Soñamos con ese día y con lo bien que lo vamos a pasar a partir del instante en que dejaremos atrás la puerta del aula 2202.

Imaginamos cómo será el mundo a partir de ese momento: la gente desnudándose a nuestro alrededor, cócktails tropicales apareciendo espontáneamente en nuestras manos, congas, drogas, bromas, diversión. Todo un torrente de orgías, desenfreno, locura y perversión.

Acabé mi último examen hace dos días.

¿Dónde está toda esa gente?