22 October 2011

Paradoja laboral

Como cientos de miles de jóvenes más de mi generación, he comenzado esta semana a buscar trabajo más o menos en serio. Aunque tengo ciertas preferencias, me vale prácticamente cualquier cosa a media jornada que me permita continuar durante unos cuantos meses más con la milonga esta del doctorado.

Me organizo, hago listas, muchas listas. Listas de todas las Empresas de Trabajo Temporal (ETTs) de mi ciudad. Listas de todos los despachos de ingeniería. Listas de todas las academias de repaso, de todas las academias de inglés. Listas de webs de búsqueda de empleo. Listas de preferencias y listas de documentos a incluir en mi impresionante currículum. Al rato, empiezo a necesitar una lista para organizar todas mis listas.

Actualizo mi perfil en Infojobs, pereza máxima. Cambio la foto por una en la que salgo espectacular y meto en formación académica un par de cursillos chorra más. En el apartado de conocimientos, rebusco a ver si puedo añadir algo sugerente. La web ofrece en esta sección infinitas posibilidades, algunas tan exóticas como "Estándar PBX", "Microfocus COBOL" o "ASP.NET (ASP+)". Me pregunto si existirá alguien en este país que sepa qué son alguna de estas chorradas mientras selecciono mis escasos conocimientos, entre los que, sin complejos, incluyo "Redacción de cuentos y relatos".

Le doy a guardar y voy a la cocina a beber un vaso de agua. De vuelta al portátil, actualizo el correo. No hay emails de empresas multinacionales ofreciéndome empleo. Espero un minuto y vuelvo a actualizar. Nada. Medio minuto más y refresco de nuevo. Nada de nada. Llevo tres minutos buscando trabajo y todavía no tengo trabajo. Igual tengo que salir de casa para conseguirlo.

Acudo a la Oficina de Inserción Laboral de mi universidad, seguro que allí saben qué hacer conmigo. Le explico a la chica lo que busco y lo primero que me dice es que antes que nada tengo que ir al Servef (Servei Valencià d'Ocupació i Formació), pedir cita para una entrevista y entonces volver otra vez por allí. Estoy allí sentado, delante de ella, con un fajo de currículums en la mochila, con tiempo libre por delante. Ella está aparentemente haciendo nada de nada. Podría hacerme la entrevista ahora mismo y ahorraríamos un montón de trámites absurdos, pero no. Tengo que irme a tres kilómetros, pedir cita y volver.

Voy al Servef y pido cita. Me la dan para el 10 de noviembre (de este año). Mientras tanto, la chica de la Oficina de Inserción Laboral de mi universidad allí debe seguir, mirando el facebook mientras se come unas rosquilletas con pipas.

Sigo adelante. Saco del bolsillo mi interminable lista de ETTs. Tengo quince. Quince empresas cuya única función es dedicarse en cuerpo y alma a ayudarme a encontrar empleo. No puede fallar. Voy a todas ellas.

Durante este animado periplo, me doy de bruces con una extraña situación: la mayor parte de Empresas de Trabajo Temporal han quebrado, ya no existen. Las personas encargadas de ayudarte a buscar empleo tampoco tienen ya empleo. Es más, las personas encargadas de ayudarte a buscar empleo son en estos momentos competidores tuyos en la ardua tarea de la búsqueda de empleo (y además seguro que se conocen trucos). Las personas que hasta hace pocos meses se ganaban la vida en Empresas de Trabajo Temporal se encuentran en estos momentos en otras Empresas de Trabajo Temporal, pero como clientes.

Reflexionando sobre esta interesante paradoja laboral, me compro una ensaimada.

Dentro de las pocas Empresas de Trabajo Temporal que todavía siguen en pie me dicen lo mismo:

- Ahora el registro es siempre on-line. Te das de alta, subes tu currículum, te apuntas a las ofertas que te interesen y si encajas, te llamamos.

Al final, siempre añaden esto:

- Aunque ahora está todo un poquito parado.

Sin haber podido entregar ninguno de mis espectaculares currículums en papel, vuelvo a casa y me planto de nuevo frente al portátil, dispuesto a entrar en las webs de estas supervivientes ETTs. Meto el CV. El procedimiento es básicamente el mismo que el que ya he hecho hace un par de horas en Infojobs, pero más incómodo. Lo repito cuatro veces más, un horror. Al terminar, me da la impresión de que mandar el currículum por internet tenga probablemente el mismo efecto que si lo tiro por la ventana que tengo detrás. Pero hay que hacerlo así, supongo.

Enciendo la tele y en las noticias dan la cifra actualizada del desempleo en España. Le quito la voz. Paciencia, chaval. Paciencia y suerte.