"Atención, padres: en estos momentos, mientras usted mira tranquilamente la televisión, su hijo adolescente está probablemente inyectándose heroína junto a sus tres compañeros de orgía. Es también bastante posible que previamente se haya dedicado a maltratar a un niño minusválido y haya incendiado el coche de su profesor de Conocimiento del Medio"
Este titular aún no se ha llegado a ver en ningún programa de televisión vespertino con acalorados tertulianos rememorando épocas mejores, pero es solo cuestión de tiempo.
¡Un poco de calma, señores de la tele y de la prensa!
"Dogging: una nueva forma de sexo entre los adolescentes de hoy en día"
"La orgía corre sin fin de Occidente a Oriente y viceversa, de niños a ancianos, de heterosexuales a gays"
Estos dos titulares sí son reales, vistos en menos de una semana en Cuatro y El País Semanal, respectivamente. De verdad, dan miedo. O nos encontramos ante la joventud más depravada, pervertida y promiscua de toda la historia, o toda esta vorágine sexual sobre la que nos alarman sin parar los medios me pasó totalmente desapercibida mientras jugaba gol-porteros en mi finca.
Igual soy un poco ingenuo pero, creo que las cosas no han cambiado tanto en tan pocos años, y la cruda realidad es la siguiente: aquí no folla nadie.
Ya vale de alarmar y asustar al personal, que si yo tuviera ahora mismo una hija me daría pánico dejarla salir de casa por miedo a que se intentara tirar al primero que se encontrara en el ascensor. Los adolescentes gritan, beben, comen pipas, huelen mal, ensucian, fuman y pisan las flores del parque; pero los afortunados quinceañeros que consiguen algo de sexo siempre han sido -y son- una minoría.
Este titular aún no se ha llegado a ver en ningún programa de televisión vespertino con acalorados tertulianos rememorando épocas mejores, pero es solo cuestión de tiempo.
¡Un poco de calma, señores de la tele y de la prensa!
"Dogging: una nueva forma de sexo entre los adolescentes de hoy en día"
"La orgía corre sin fin de Occidente a Oriente y viceversa, de niños a ancianos, de heterosexuales a gays"
Estos dos titulares sí son reales, vistos en menos de una semana en Cuatro y El País Semanal, respectivamente. De verdad, dan miedo. O nos encontramos ante la joventud más depravada, pervertida y promiscua de toda la historia, o toda esta vorágine sexual sobre la que nos alarman sin parar los medios me pasó totalmente desapercibida mientras jugaba gol-porteros en mi finca.
Igual soy un poco ingenuo pero, creo que las cosas no han cambiado tanto en tan pocos años, y la cruda realidad es la siguiente: aquí no folla nadie.
Ya vale de alarmar y asustar al personal, que si yo tuviera ahora mismo una hija me daría pánico dejarla salir de casa por miedo a que se intentara tirar al primero que se encontrara en el ascensor. Los adolescentes gritan, beben, comen pipas, huelen mal, ensucian, fuman y pisan las flores del parque; pero los afortunados quinceañeros que consiguen algo de sexo siempre han sido -y son- una minoría.