27 December 2007

Racismo navideño

El día de Nochebuena, reparo en un detalle de la decoración navideña de mi casa que me deja perplejo. Baltasar no es negro.

En mi casa se monta belén. Matizo: como en todas las casas, mi madre monta un belén. Tenemos al niño que acaba de nacer, padre y madre, mula y buey, un angelet y tres reyes magos. Dos blancos... y otro blanco.

No alcanzo a captar el mensaje.

¿Se trata de un sutil e hiper-racista mensaje subliminal materno?

¿Soy acaso poseedor del belén que perteneció a Hitler?

¿Tengo dos Gaspares?

18 December 2007

Charco

Es invierno: llueve. Al llover, se moja el suelo. Al mojarse el suelo, se forman charcos.
Voy camino de la biblioteca, y llueve. No demasiado, pero molesta. Llevo una carpeta en la mano y la mochila al hombro. Voy deprisa, aunque no corro.
Para acercarse al edificio de la biblioteca hay que subir una rampa. Reduzco mi velocidad porque no quiero resbalarme.
Junto a la pared del edificio, hay gente cobijada, fumando. No hacen nada, sólo miran a la gente que se acerca, gente que se está mojando. Ellos no.
Para acceder a la entrada, hay que subir cuatro escaleras. Por motivos que desconozco, estas escaleras requerían ser fabricadas con el material más deslizante que existe sobre la faz de la Tierra.
Subo los cuatro escalones deprisa, sin pensar. Al llegar al cuarto, mi bota izquierda pierde súbitamente la adherencia y resbala. Mi centro de gravedad rota sobre sí mismo y me acerco muy peligrosamente al suelo con un ángulo de caída nada adecuado.
Durante una eterna centésima de segundo, mi vida pasa ante mis ojos.
Caigo: sobre un charco. Chafún.
- Cuidado. - oigo de fondo.
- Demasiado tarde para mí, amigo. - respondo mentalmente.
En milésimas de segundo, me incorporo y me comporto como si nada hubiera sucedido. En estos momentos, es posible que haya sufrido un traumatismo craneoencefálico severo o que tenga las dos piernas rotas, y aun así sea capaz de caminar. Lo prioritario es abandonar la escena del crimen lo más rápido posible, no la salud personal.
Ya en el edificio, entro en el primer cuarto de baño que encuentro y hago análisis de consecuencias (sin EFFECTS):
Daños materiales: carpeta y apuntes completamente empapados, irrecuperables. Mochila sucia y mojada.
Daños corporales: leve contusión en el glúteo. Arañazo en la mano.
Daños morales: incalculables.

14 December 2007

Acojonados

Si hiciéramos una mini-encuesta entre los vecinos del barrio, muchos de ellos nos dirían que una de las cosas más típicas y bonitas de la Navidad es el sorteo de lotería que tradicionalmente se celebra el día 22.
Y una puta mierda.
El día 22 de diciembre de cada año, la gente se despierta acojonada, nunca ilusionada. Al fin y al cabo, todo el mundo sabe que no le va a tocar la lotería, ya que las probabilidades de recibir un premio son más bajas que las de sufrir el impacto de un rayo o una cornada de mamut.
Sin embargo, todos tenemos la sensación de que existe cierto hijodeperra cósmico (diga-li Murphy, diga-li energia) que se encargará de que el Gordo de la Lotería de Navidad caiga justo en el bareto de mala muerte en el que te ofrecieron boletos con un número horrible y que rechazaste alegando que "este año no me gasto ni un puto duro más, joder".
Ahí es donde radica la magia del sorteo de Navidad: nadie compra lotería navideña imaginándose que el premio Gordo le va a tocar a él, ni nadie ve imágenes de sí mismo bañándose en champán del Mercadona a la salida del curro mientras grita oe-oe-oe-oe-oe-oe.
¡No! Lo que sin duda vemos es la imagen de nuestro vecino con un fantástico Mercedes gris platino al lado de nuestro coche quinceañero, la terrible escena de nuestro compañero de clase que practica judo nadando entre monedas al más puro estilo Tío Gilito, el insoportable dolor de escuchar la pregunta del reportero de España Directo: "Ah, ¿pero que usted no compró?"
En fin, amigos, ya es un poco tarde para el boicot, de modo que ese asunto lo dejaremos para el año próximo. De momento, me siento obligado a deciros que, en efecto, tengo lotería para vender. Imaginad por un momento que pocos días después de leer este insignificante post, el premio Gordo de la Lotería cae precisamente en aquel número que decidisteis no comprarme. Acojona, ¿eh?. Pues ya sabes.

25 November 2007

Absurda tele

No se lo digáis a nadie, pero en mi casa tenemos uno de esos decodificadores fraudulentos que te permiten ver tropecientosmil canales de televisión, gratis. En teoría, está de puta madre.
El domingo por la mañana hay un interesante partido de baloncesto entre dos equipos catalanes que juegan en la ACB. No se trata de un partido que se juegue en otro país, ni siquiera es un partido que se juegue en una comunidad autónoma lejana a la mía (como podría ser Canarias), sino que es un partido que se juega a aproximadamente 250 kilómetros de mi casa, en la comunidad autónoma fronteriza con la mía.
Enciendo el aparato, y empiezo a pasar canales con el mando a distancia, desde el número 1, hasta el infinito. Además de los típicos canales que podemos encontrar en los no-fraudulentos Canal Satélite u ONO (Fox, Paramount Comedy, Discovery Channel), comienzan a desfilar ante mis ojos toda una serie de imprescindibles canales cuya señal proviene desde las más insólitas zonas de la Tierra.
Dentro de esta lista -y no es coña- están incluídos los fantásticos TV Drenthe, TV Oost y TV Gelderland holandeses, los fabulosos Omroep Zeeland y Omroep Brabant belgas, los formidables Al Masriya y TV7 marroquíes, el chachipiruli Arirang coreano, auténticos referentes televisivos a nivel mundial como el Russia Today y el Cubavisión, ineludibles pilares periodísticos centroeuropeos como el TV Budapest y el checo Sports 1 CZE, tótems del mundo del espectáculo como los alemanes Bayerisches FE o WDR Köln, y un larguísimo e interesantísimo etcétera.
Obviamente, el canal autonómico que televisa el encuentro que se disputa a apenas dos horas y media de mi casa, no aparece por ningún lado, pero ¿quién lo necesita, teniendo Canal Algerie o Al Jazeera? En serio, ¡¿Quién?!

23 November 2007

Pierna izquierda

En noviembre de 2007 me dolía la rodilla izquierda, pero seguía corriendo y saltando sin cortarme un pelo.

Un día, empezó a dolerme un poco más, así que decidí acudir a la clínica para pedir consulta con el médico y que me mandara así descansar unas cuantas semanas. Si no me lo decía un médico, me veía incapaz de parar de correr y saltar.

- Le puedo dar hora para el 7 de diciembre de 2018- me dijo su amable secretaria.

- ¡Pero eso es dentro de once años! - respondí yo, sorprendido.

- Hasta entonces, lo tenemos todo lleno - argumentó ella.

Apunté la fecha y salí de la clínica (privada).

Durante estos últimos once años, sigo corriendo y saltando: ningún médico me ha sugerido lo contrario.

Acudo de nuevo a la clínica a la fecha y hora convenidas. El médico me recibe con semblante serio.

- Me duele la rodilla izquierda - le digo.

- ¡Pero si usted no tiene pierna izquierda, señor! - responde el médico. (En el año 2018, ya soy un señor).

- Lo sé, doctor. La perdí en el año 2011. Nadie me dijo que dejara de correr y saltar - contesto yo, inocente.

- En fin, yo ya no le puedo ayudar. Si quiere, le puedo dar el teléfono de un reputado traumatólogo, que le podrá implantar una moderna pierna biónica- aconseja el doctor.

- De acuerdo - le digo a modo de despedida.

Vuelvo a casa y llamo al traumatólogo.

- Quiero una pierna biónica. - le digo a su secretaria - Izquierda - añado.

- Perfecto, caballero. Le puedo dar hora para el 8 de enero de 2032- me dice la amable secretaria.

21 November 2007

Amén

En el séptimo día, Dios no descansó: creó Lost.

15 November 2007

Nariz

Estoy en la biblioteca, estudiando. Acabo el resumen del tema 3 y me siento algo cansado. Voy al baño, a beber agua y a estirar las piernas.

De camino, en uno de los muchos pasillos formados por las estanterias de libros, me cruzo con una chica: está mirando los libros de Astronomía.

Al pasar por su lado, esta chica y yo nos miramos. Es guapa; muy guapa. Sonrío. Ella sonríe también. Ja. Voy camino del baño con una sonrisa en la cara.

¿Se liga en la biblioteca?, me pregunto.

Bebo, hago unos alegres estiramientos de brazos frente al espejo y me dirijo de nuevo a mi sitio manteniendo una de mis habituales conversaciones conmigo mismo: discuto, pero siempre gano

En el trayecto, comienza a picarme la nariz. Matizo: comienza a picarme mucho uno de los agujeros de la nariz; es insoportable. Me meto el dedo (en la nariz) y lo mantengo ahí durante aproximadamente un segundo y medio.

Transcurrido este tiempo, me doy cuenta de que estoy a escasos centímetros de pasar junto al pasillo por el que se encuentra la chica a la que le gusta la Astronomía. La velocidad a la que camino me impide tanto dar un frenazo brusco como sacar rápidamente el dedo de donde está metido. En milésimas de segundo voy a saber, por tanto, si la chica guapa a la que acabo de sonreír junto a libros que hablan de estrellas va a verme con un dedo metido (en la nariz).

Paso junto al pasillo, y la chica sigue allí. Ella me mira. No tengo tiempo de sacarme el dedo de la nariz pero sí de devolverle la mirada.

Durante un interminable segundo, estoy mirándole directamente a los ojos a una chica (muy) guapa mientras me rasco un agujero de la nariz.

De vuelta a mi sitio, miro hacia la lejanía en la ventana, muerdo mi boli de propaganda y respondo a la pregunta autoformulada veinte líneas más arriba:

Así no, tío.

09 November 2007

Chino

No he conseguido encontrar el link a la noticia en cuestión pero es posible que alguno de vosotros la viérais en televisión últimamente:

El titular decía algo así:

"El Gobierno Chino decide otorgar a todos sus ciudadanos cinco días de vacaciones por cada diez años de trabajo"

Por lo visto, se han reunido las altas instancias del gobierno de este país y han decidido que cero días de vacaciones a lo largo de toda una vida era demasiado poco -¡qué escándalo!- y han decidido ponerse en plan enrrollado con el pueblo y les regalan eso: cinco días de vacaciones... por cada diez años trabajados.

Haciendo un cálculo sencillito nos sale, como ya habréis comprobado, un día de vacaciones cada dos años de trabajo.

Hmm. Esto me sugiere dos preguntas:

1) Todos sabíamos que los chinos trabajan una barbaridad, eso es cierto. Pero, ¿tanto?

2) Después de dos años seguidos trabajando sin descanso, ¿qué coño haces en tu día libre?

Fijo que llamas a tu colega y el muy perro te dice: "Estoy un poco cansao tio, paso de salir. Me voy a quedar viendo una peli."

O pruebas a marcar el número de tu novia y te contesta: "Es que hoy tengo cena de chicas".

O ya, a la desesperada, llamas a tu primo que te cae fatal pero al que le gusta mucho el fútbol, que te responde: "Hoy es lunes, primo. La Champions es mañana"

En fin, amigos occidentales, visto como está el panorama, fijo que me acabaría yendo a trabajar.


02 November 2007

Padrón

Por lo visto, a lo largo de mi vida debo de haber sido un cruel e inmisericorde maltratador de plantas y animales.

Sólo esto podría explicar lo que me sucedió ayer al mediodía, mientras comía:

En compañía de unos amigos, disfrutaba de un agradable almuerzo. En el centro de la mesa, unos apetitosos pimientos del Padrón (unos pican e outros non) me susurraban tiernas palabras al oído.

Seducido, cogí entre mis dedos índice y pulgar uno de estos simpáticos alimentos y lo acerqué a mi boca con la misma naturalidad con la que lo había hecho unos cuantos cientos de miles de veces más a lo largo de mi existencia.

Meses atrás, la naturaleza ya lo tenía todo planeado. En todo un alarde de crueldad y premeditación sin precedentes, concentró todas y cada una de las sustancias más picantes de las que dispone en un único punto de la materia terrestre. Este único punto sería un aparentemente inofensivo pimiento verde. La venganza comenzaba a tomar forma.

Este insignificante pimiento fue probablemente cultivado por una muy mala persona con graves antecedentes penales (solo así se explica la extremada maldad con la que actuó el mencionado vegetal): un violador reincidente, un sangriento asesino en serie, un aficionado del Rácing de Santander.

Con su inmenso poder, a la Madre Naturaleza no le costó demasiado conseguir que esa pequeña arma de destrucción masiva acabara siendo vendida al propietario del restaurante que yo visité ayer. Lo más difícil ya estaba hecho. Que ese pimiento llegara a mi mesa y acabara dentro de mi sorprendida boca era pan comido.

Lo que sucedió a partir de ese instante no se puede explicar con palabras. Cuando comencé a masticar aquel irresistible manjar sentí en mis carnes lo que debe sentir una persona cuando la violenta Guerrilla Colombiana decide lanzar el más explosivo de sus cócteles molotov dentro de su boca.

Si habéis visto las noticias, ya conocereis el resto. Amputación total de lengua y campanilla, además de quemaduras de tercer grado en mis encías y paladar. Nada de hablar, comer ni practicar cunnilingus durante seis meses.

A la espera de un donante de los órganos antes mencionados, mi único modo de comunicación con el exterior será este espacio. Espero volver a escribir más a menudo.

Mientras tanto, sólo una cosa más: ¡Sea lo que sea lo que te haya hecho, lo siento mucho Madre Naturaleza!

27 October 2007

Tiene WAP

Conversación surrealista con la teleoperadora sudamericana de la compañía telefónica X:

- Quiero cambiar de compañía. Me han dicho que si lo hago, me regalan un móvil nuevo.

- Así es, señor. ¿Me dice su nombre y su actual número de móvil?

Se lo doy.

- Entonces, don David (1), ¿qué movil le gustaría tener?

- Hmm, uno bueno. - respondo yo- Con tapita, a poder ser -añado.

- Está bien, don David (2). Le puedo ofrecer un Siemens XLQ43 (por ejemplo).

- Ajá.

- Tiene WAP.

- Ah.

- GPRS.

- Entiendo.

- Pantalla TFT.

- Claro.

- Reproductor MIDI.

- ¡Cómo no!

- Teclado QWERTY.

- Lo imaginaba.

- ...

- ...

- ¿Le interesa?

- Hmm... ¿Qué más móviles tienes?

- Pues mire, don David (3). De los móviles que tenemos en nuestro catálogo, también le puedo ofrecer un Nokia 6854.

Antes de contestar, reflexiono sobre el increiblemente confuso sistema de numeración que eligió Nokia para sus productos. ¿Existirá algún otro sistema mediante el cual sea más dificil relacionar producto con nombre?

- ¿Qué tiene este Nokia? - pregunto con cierto temor.

- Don David (4), el Nokia 8647 es un teléfono móvil de tercera generación.

- Vaya.

- Incluye grabación de video VGA.

- Uf.

- LAN inalámbrica.

- Oh.

- Y navegación HTML.

- Menos mal.

- ...

- ...

- ¿Le comento algún teléfono móvil más, don David (5)? - pregunta la simpática sudamericana.

- Sí, por favor. - contesto yo, aterrorizado.

La chica vuelve a describir alegremente un Motorola/Samsung/Sony, incluyendo todas las siglas mencionadas anteriormente, pero en orden distinto. O quizás eran otras siglas completamente diferentes a las anteriores, aún no lo sé.

Presa del pánico, elijo el último móvil que me describe. Le doy mis datos bancarios y cuelgo.

Mientras me dirijo al cuarto de baño a vomitar y dudo entre si me acabo de comprar un teléfono móvil o un reactor nuclear, me hago la siguiente pregunta:

- ¿Tenía tapita?

24 September 2007

A veces

A veces los chicos, quedamos con chicas.

Son chicas que hemos conocido en fiestas, en bodas o en bibliotecas, así que las conocemos más bien poco: es la primera vez que quedamos. Esa primera vez será clave para determinar si habrá otras veces más.

El camino que separa nuestras casas de la plaza donde hemos quedado con estas chicas se convierte en algo parecido al París-Dakar.

Salimos de casa sin demasiadas ganas de vernos con estas chicas. De pronto, el miedo ha conseguido hacernos pensar que nos apetecería muchísimo más quedarnos en nuestras casas viendo la tele que intentándoles caer bien a las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas.

La imagen que nos devuelve el espejo del portal de nuestras casas no nos gusta nada de nada. Nuestros pantalones tienen una mancha (pequeña), nuestro pelo está escandalosamente recién lavado y nuestros herpes labiales enrrojecen a velocidades siderales.

Los primeros centenares de metros los recorremos -sin darnos cuenta- intentando imaginar sobre qué hablaremos nada más nos encontremos con estas semi-desconocidas. En estos momentos, los chicos nos damos cuenta de que no sabemos qué demonios tenemos en común con las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas.

En seguida nos percatamos de que no tiene sentido planear ninguna conversación con alguna de estas chicas, e intentamos relajarnos mirando las pantallas -vacías- de nuestros móviles. Segundos después nos sorprendemos a nosotros mismos ensayando mentalmente cómo le contaremos a estas chicas lo bien que nos lo pasamos en nuestros veranos.

A mitad camino, los chicos nos volvemos a mirar el pelo en un escaparate. Nuestro pelo no nos gusta e intentamos solucionarlo utilizando nuestras manos derechas. Agitamos nuestros flequillos para darles cierto aire de naturalidad y desenfado; para que no quede tan claro que nos acabamos de duchar justo antes de salir de casa. El siguiente escaparate nos muestra que la solución adoptada ha sido de todo menos buena: las rayas al medio pasaron de moda a principios de los noventa (y jamás volverán).

Centenares de metros antes de llegar a nuestro destino, descubrimos que la elección de nuestra camiseta favorita tampoco ha sido del todo acertada: todavía hace algo de calor y el temido Efecto Camacho suele haber hecho aparición.

A decenas de metros de la plaza en cuestión, palpamos cuidadosamente nuestros labios, deseando que éstos hayan conseguido curarse espontáneamente en los doce minutos anteriores. Obviamente, lo que ha ocurrido con nuestras heridas labiales es todo lo contrario: sangran. Estamos a escasos metros de las chicas que conocimos en fiestas, bodas o bibliotecas y los chicos sangramos. Sangramos como Cristo en la Cruz.

Los chicos no tenemos pañuelos de papel así que limpiamos nuestros dedos manchados de sangre sobre nuestros pantalones ya manchados antes de salir de casa o en la pared que tenemos al lado.

A veces, los chicos pensamos que la chica que tenemos en frente debe de ser la hostia de maja, porque de lo contrario todo este patiment no tiene ningún sentido.

22 September 2007

Pitorro

¿Alguna vez alguien ha conseguido meter el pitorro del USB en la dirección correcta a la primera?

¿Es eso posible?

19 September 2007

Septiembre

Los exámenes de Septiembre son el invento más perverso de los sistemas de educación actuales.

Uno se ve obligado a permanecer estudiando en casa durante horas y horas, a elevadísimas temperaturas altamente desaconsejadas por la Organización Mundial de la Salud, mientras desearía estar haciendo todo lo que durante el mes de Julio no tuvo ganas de hacer: ir a la playa, ver una película, patinar.

Además, tras semanas de ardua dedicación al estudio, uno espera con ansia el día en que este suplicio termine. Soñamos con ese día y con lo bien que lo vamos a pasar a partir del instante en que dejaremos atrás la puerta del aula 2202.

Imaginamos cómo será el mundo a partir de ese momento: la gente desnudándose a nuestro alrededor, cócktails tropicales apareciendo espontáneamente en nuestras manos, congas, drogas, bromas, diversión. Todo un torrente de orgías, desenfreno, locura y perversión.

Acabé mi último examen hace dos días.

¿Dónde está toda esa gente?

27 August 2007

Resurrección

Hay partes de la Historia de la Humanidad que están cogidas, un poco, con pinzas, por así decirlo.

El periodo histórico sobre el que he estado reflexionando últimamente es aquel en el que desarrolló su actividad el hombre al que conocemos como Jesucristo (nuestro Señor). Concretamente, el asunto que me desconcierta hasta el punto de no dejarme pegar ojo es el de la Resurrección.

Jesucristo (nuestro Señor) nace en el año cero –que ya es casualidad- y vive hasta los treinta y tres años, como todos sabemos. Dedica su adolescencia a ayudar al bueno de su padre en la carpintería, y su edad más adulta en transmitir la palabra de su otro padre y a obrar milagros.

Al cumplir los treinta y tres, sus coetáneos se cansan de él y deciden matarlo. Lo cuelgan en una cruz y como era de esperar, fallece. Eso sí, a los pocos días se produce el milagro de la Resurrección. Jesucristo (nuestro Señor) vuelve a estar vivo. Y aquí es donde viene el misterio.

¿Qué coño hace Jesucristo (nuestro Señor) después de resucitar? ¡Nadie lo sabe! El otro día se lo pregunté a un arzobispo y no supo que responderme.

¿Vuelve a trabajar a la carpintería de su padre, tantos años después? ¡Fijo que ya ha contratado a otro!

¿Pasa de hacer milagros? ¿Se hace malo? ¡Eso no lo pone en ningún sitio! A lo mejor es que después de resucitar se hace un aburrido y por eso dejan de escribir sobre él: ya no vende.

Aunque a los Apóstoles, ¡ya les vale!. Resulta que su Mesías resucita y ellos pasan totalmente de él, no contando nada en la Biblia de lo que le ocurrió después de renacer. Para eso me quedo ahí tirado, en el sepulcro ese.

¿Y cuándo se vuelve a morir? ¿O es que cuando uno resucita ya no se vuelve a morir nunca más? ¿Se encontrará Jesucristo (nuestro Señor) todavía entre nosotros?

31 July 2007

¿Veintitrés?

El pasado fin de semana, acudo a mi segunda boda en apenas medio año. Esta vez, no se trata de la boda de un amigo, con lo que puedo percatarme del gran absurdo que supone este día para la vida de muchas personas.

En una boda convencional, ocurre lo siguiente:

A los novios les daría absolutamente igual si tres cuartas partes de los invitados no acudieran a la celebración. Pero los invitan. Y les pagan una pedazo de cena, vaya.

A las tres cuartas partes de los invitados no les apetece lo más mínimo acudir a la celebración porque tienen muchísimas cosas mejores que hacer. Pero van. Y hacen un pedazo de regalo, además.

¿Raro? No.

Estamos a finales de julio, y hace aproximadamente dos meses que no me pongo pantalón largo. Son las cinco de la tarde, y el calor es sofocante. No solo me veo obligado a vestir un pantalón que pica hasta niveles inexplicables, sino que además debo llevar camisa de manga larga y chaqueta. ¡En julio! ¡A las cinco de la tarde! ¡Es de lo más estúpido!

Antes de la ceremonia hay una especie de cocktail en casa del novio. Papas, cocas de tomate y coca-colas.Esta casa está llena de abuelas. Todas estas abuelas me resultan muy familiares, y además son muy parecidas entre sí. Todas estas abuelas hacen cola para besarme.

Besar abuelas es una de las cosas que menos mola en el mundo, a no ser que sea tu propia abuela. Creo que besar a abuelas que no sean mi abuela me gusta menos que besar a un gato. Tampoco lo tengo muy claro esto último, era solo por comparar.

Una de estas abuelas exclama mientras me suelta dos húmedos besazos:

¡Cuántos años hace que no nos vemos!

¿Veintitrés? Tengo ganas de responderle yo.

Me alegro de verte, declara la siguiente de la fila.

¿Cómo me llamo?, desearía preguntarle yo.

Un par de horas antes de la ceremonia, el único resquicio por el que asomaba la diversión aquella tarde-noche es definitivamente sepultado ante la siguiente sentencia paternal:

A la vuelta, llevas tú el coche. Maldición.

Minutos antes del banquete, observo la lista donde vienen detallados mis compañeros de mesa. No conozco a nadie excepto a mi hermana, of course. Con una sonrisa en la cara, mi padre comenta que es posible que yo sea la persona de más edad de la mesa.

Durante bastantes minutos, me imaginé a mí mismo humillado, avergonzado, sentado en la mesa de los niños, con traje y corbata, devorando chuletas con patatas con mucho ketchup, comentando las últimas andanzas de Pikachu and Company, intentando acabar con mi vida con la ayuda de un cuchillo de punta redondeada. La muerte más doloroso-vergonzosa de la Historia, publicarían al día siguiente los periódicos locales.

Por fortuna, me toca en la típica mesa de jóvenes-que-no-se-conocen-de-nada. La conversación no alcanza cotas de alto nivel, pero es relativamente agradable, especialmente en los momentos en que se levanta de la mesa el pesado del hermano de la novia.

La noche acaba tarde, pero sobrevivo. Conduzco a casa mientras mis padres duermen en los asientos de atrás. Por lo menos, alguien lo ha pasado bien.

30 July 2007

Me están timando

Este verano, al igual que en los anteriores, y para sacarme unas pelillas fáciles, estoy dando clases particulares.

Una de mis alumnas tiene quince años y le ayudo con inglés, valenciano y química. Las clases las damos en la terraza de su casa, que por cierto, es un auténtico desastre de suciedad y trastos viejos. No entraré a dar detalles porque no estoy aquí para sacar a relucir los trapos sucios de la gente. http://politonodragostea.blogspot.com/2007/05/pasado-oscuro.html

En la terraza hay una pequeña mesa circular en la que cabemos los dos a duras penas. Las manchas de líquidos pegajosos sobre el mármol de esta mesa suelen ser habituales.

Los primeros días, la madre de la chica deambulaba por la terraza mientras yo le explicaba a su hija los entresijos del Present Perfect. Su indumentaria dejaba bastante claro que no le importaba lo más mínimo que hubiera una persona totalmente ajena a la familia en la terraza de su casa enseñándole inglés a su hija.

Pocos días después, durante una interesante lección de valenciano, la señora apareció con una taza de café con leche en la mano y preguntó:

¿Os importa que me siente con vosotros?

¿Qué se supone que debía yo responder a esta pregunta?

a) ¡No, váyase a su habitación! ¡Y limpie un poco, por Dios!

b) Mejor quédese de pie.

c) Si me das un besito, sí.

Ninguna de estas respuestas me convencía así que finalmente me decanté por un diplomático:

d) Claro.

Joder, qué presión. Es complicado fingir que entiendes para qué sirve el subjuntivo mientras la mujer que te paga está mirándote fijamente.

Al día siguiente, la mujer no se conformó con sentarse con nosotros, que por supuesto lo hizo sin preguntar. Esta vez, y con un cigarrito en la mano, ¡se permitió el lujo incluso de preguntarme dudas!

Me encontraba yo intentando hacerle comprender a su hija los misterios que encierra la física atómica cuando, tras levantar educadamente la mano, me dice:

¿Puedo hacer una pregunta?

De nuevo, múltiples respuestas acudieron a mi cabeza en décimas de segundo, aunque solo acerté a responder un tímido:

Mmmm...sí.

Tras responder como pude a la interesante pregunta planteada por mi segunda alumna favorita, regreso a casa mientras reflexiono:

¿Me están timando? ¿Deberia cobrarles el doble? Al fin y al cabo, la madre está aprendiendo gratis. ¡La muy estafadora!

¿Qué será lo próximo? ¿Se sentará también la abuela? ¿Las vecinas?

15 July 2007

Cortado

Mi relación con el universo de las peluquerías se complica por momentos.

http://politonodragostea.blogspot.com/2007/03/juguete.html

Todavía no me he recuperado de la traumática experiencia vivida en el mes de Marzo, y ahora me encuentro con lo siguiente:

La peluquería elegida para mi nuevo cambio de look es, con diferencia, la más fashion de todas las que he visitado. Para entrar, puerta automática que yo, totalmente inexperto en estos ambientes tan selectos, intento abrir empujando: primer resbalón.

El local está abarrotado de gente guapa. No son peluqueros, ni clientes. Solamente están allí porque son guapos. Caminan de un lado para otro, vestidos como para un sábado noche, sonriendo a todo el mundo, abrumándonos con su perfección. Música electrónica a todo volumen contribuye a agrandar la sensación de que uno se encuentra en una discoteca de moda y no en una peluquería.

Me recibe con una sonrisa en la cara uno de estos tíos buenísimos. Lleva gorra. Le pregunto si tiene un hueco para esa mañana. Me dice que sí y añade:

¿Qué querías?

No sé muy bien qué responder a esto. Teniendo en cuenta que a causa de la longitud de mi pelo empiezo a parecerme peligrosamente a Carles Puyol y que me encuentro dentro de una peluquería, parece lógico pensar que lo que yo quería era un corte de pelo y no que me lavaran el coche o que me dieran doscientos cincuenta gramos de jamón york, pero bueno, insisto que soy inexperto en el mundo del estilismo de gran altura, así que con una media sonrisa en la boca, respondo:

Cortarme el pelo. ¿Obvio? Quizás no.

El tipo de la gorrita guarda mi mochila en un armario y me coloca una especie de chaquetilla blanca que muy poco se parece al típico babero recoge-pelos que en otros establecimientos me habían colocado.

Segundos después, una atractivísima joven comienza a masajearme la cabeza con champú y agua caliente. Lo hace tan bien que estoy empezando a pensar que le gusto.

Una ligera vibración en mi pierna derecha interrumpe estos calenturientos pensamientos. Me llaman al móvil, pienso. Error. El móvil está en casa. Alucino al descubrir que lo que vibra es el asiento en sí mismo. Mientras la tía me acaricia la cabeza, el sillón me masajea el resto del cuerpo. Se trata, sin duda, de una situación peligrosa para una persona con escasas relaciones sexuales, reflexiono.

Todavía sentado, e intentando disimular mi ereccion, se me acerca de nuevo el chico de la gorra.

¿Cortado?, me dice.

Dudo unos instantes. ¿Aún no sabe lo que quiero?

Sí, si. Cortar el pelo, ya te lo he dicho, respondo. Segundo resbalón.

La chica de los masajes se ríe.

No, que si quieres un café: un cortado, aclara.

Acabo de quedar como un garrulo. Asustado, rechazo el café e intento borrar este episodio de mi memoria.

El pelo me lo corta un tío que está todavía más bueno que el de la gorra. Está tan bueno que me da hasta vergüenza mirarlo. Me hace un poquito la pelota y me hace un peinado rollito popero, palabras textuales.

Comentarios como ese, comienzan a hacerme desear salir de allí cuanto antes. Me dirijo a la entrada para pagar, donde sigue el chico de la gorra. Mientras saco la cartera, se me acerca y me dice en voz baja, casi cómplice, como de buen colega:

Te ha quedado de puta madre.

Me entran ganas de pegarle. ¿El curro de este tío cuál es? ¿Ser guapo, ofrecer cafés y fingir que le mola el peinado de los clientes? Le odio.

Pago y salgo. Me miro en el reflejo de un coche y me deshago rápidamente del rollito popero.

Maldigo a la ciencia por no haber sido capaz de inventar ya los robot-peluquero. ¿Dónde demonios iré la próxima vez?

24 June 2007

Pereza

Llega el verano: intelectualmente, la época menos fértil del año.

Las altas temperaturas reblandecen la masa cerebral y nuestras neuronas solo responden ante estímulos externos como insinuaciones sexuales por parte de individuos del sexo opuesto, o el visionado de helados Popeye en el cartel de la heladería.

Todos los años, al llegar las vacaciones, me prometo a mí mismo hacer una (o varias) de la siguiente lista de cosas:

-Este verano voy a escribir
-Este verano voy a aprender a tocar la guitarra
-Este verano voy a pintar un cuadro
-Este verano voy a salir a correr por la playa todas las tardes (ésta actividad no es intelectual)


Si a lo largo de todos los veranos de mi vida hubiera cumplido la mitad de lo que a finales de junio me prometo hacer, ahora mismo tendría redactadas cientos de novelas esperando a ser publicadas por el editor más avispado; cambiaría de sol sostenido a fa bemol (?) a una velocidad prácticamente imperceptible para el ser humano; manejaría los pinceles y colores con una maestría casi vangoghiana y presumiría de una resistencia física de privilegiado atleta keniata.

En fin, llega el verano, y el simple hecho de tener que levantarme para coger el mando a distancia, ya me da pereza. Me rindo y dejo el canal en el que retransmiten la Copa América de Vela. Mal empezamos.

15 June 2007

CECOEL

Llega la época de exámenes y el ciclo de la vida vuelve a cumplirse.

Aunque no lo parezca, el profesor también fue, en su más tierna infancia, alumno. Como todo alumno, fue puteado por infinidad de profesores que le preguntaron en exámenes cosas que jamás imaginó que le preguntarían. Como la venganza personal era imposible, juró vengarse de los alumnos que estuvieran a su cargo en el futuro, si llegaba a ser profesor, aunque estos no tuvieran ninguna culpa.

Llega el examen de Tecnología Eléctrica, para el que me he estudiado la parte de teoría bastante bien. Teniendo en cuenta que se trata de catorce temas, con alrededor de sesenta transparencias por tema, no se puede profundizar demasiado, mejor tener una idea general, me digo.

Primera pregunta del examen: ¿Qué es el CECOEL?

Nunca en la vida he oído/visto esta palabra, ni en la vida real, ni en la Universidad. Pueden ser las siglas de un organismo a nivel europeo, o la abreviatura de un componente electrónico: ni puta idea. ¿En qué parte de la teoría se menciona este importantísimo dato? ¿Me lo invento?

Al llegar a casa, por curiosidad, busco en los apuntes el tema o apartado en el que aparece la cosa esta. Sorpresa: A lo largo de las 843 transparencias que conforman mis apuntes de clase, la palabra CECOEL aparece mencionada UNA sola vez, y lo más fuerte de todo: ¡entre paréntesis!

Levanto la mirada del ordenador, sonrío y caigo en la cuenta: la venganza ha sido consumada; una vez más, el Universo recupera su equilibrio.

Preparaos alumnos del futuro. Si por alguna casualidad llego a ser profesor de cualquier cosa, no pienso dejar títere con cabeza. Moriréis.

12 June 2007

Atraco

Os comentaba hace un par de días mi encuentro con un chavalillo al que hacía mucho tiempo que no veía, y a quien había encontrado muy mayor.

Como os decía, salí preocupado de aquel encuentro por si mi reacción al verle había sido demasiado parecida a la de una persona mayor; aunque el problema -y yo no lo sabía en ese momento- era muchísimo más grave.

Mientras conversábamos, los amigos del chico nos observaban desde el final de la calle, por lo visto, atemorizados: pensaban que su amigo estaba siendo atracado por un auténtico macarra como yo.

Sus desconfiados compañeros interpretaron que su tímida mirada se trataba sin duda de una sensación de auténtico pavor; sus cortas respuestas eran desesperadas súplicas de clemencia; e incluso el choque de manos final era el momento en que el pobre chico me entregaba el dinero que yo me iba a gastar después en drogas.

Yo, preocupado por si había parecido un abuelete al saludarle, cuando lo que de verdad parecía es un atracador de poca monta.

Dos cosas: o muy acojonados van los chavales de hoy en día por la calle, o muy largo tengo el pelo.

05 June 2007

¿Qué acabo de decir?

No una, sino dos veces me hice a mí mismo esta pregunta en un mismo fin de semana tras ver cómo salían de mis labios sendas frases más propias de un hombre hecho y derecho con mujer e hijos que de un imberbe joven como yo.

Me encuentro por la calle a un chaval -no me atrevo a decir niño- al que le solía dar clases de inglés cuando era pequeño. El chico es enorme. Como buen adolescente, lleva el pelo largo y mal cortado, le da vergüenza decirle a su padre que le ayude a afeitarse el bigote y contesta a todo con monosílabos. La voz, irreconocible.

En mi interior, una tópica frase comienza a formarse y lucha por salir al exterior. No lo puedo evitar; estoy deseando decirlo; me odiaré.

¡Qué grande estás!, exclamo. Automáticamente, mi edad se ve multiplicada por dos.

Horas después, ya en casa, intento estudiar. Estudiar es de jóvenes, me digo. Estudiar sin camiseta, todavía más. Soy joven. Lo de antes ha sido un desliz totalmente perdonable.

Hay niños fuera jugando a fútbol. Niños tontos, además. Juegan a dar balonazos contra la pared de mi casa. El ruido es infernal y no puedo estudiar.

Me asomo a la ventana y los miro. Ellos me miran.

¡Iros a dar balonazos a otra pared!, sugiero.

Sorprendentemente, los niños tontos no se ríen en mi cara, cogen el balón y se van a otro sitio. De vuelta a la mesa de estudio, me miro de reojo en el espejo del baño y no puedo ahogar el grito que sale de mi garganta: estoy totalmente calvo, tengo arrugas y pelos en las orejas.

¿Qué acabo de decir?, me pregunto a mí mismo.

28 May 2007

Pasado oscuro

Cuando eres un niño, haces cosas que en ese momento no sabes en qué medida pueden estar influyendo en tu imagen del futuro.

Hoy me he cruzado por la calle con un chico con el que coincidí en un campamento de verano. En estos campamentos siempre hay niños que hacen cosas raras, y este chico en concreto hacía una cosa muy muy rara. Cada noche, antes de ponerse el pijama, nos enseñaba el culo a todos sus compañeros de su habitación. Y cuando digo que nos enseñaba el culo, no quiero decir que se bajara un poco la gomita del pijama y viéramos todos un trocito de piel blanca; quiero decir que cada noche este chico nos mostraba hasta lo más profundo de su ser.

Lo curioso es que, durante el día, este chico se comportaba de manera no muy diferente al resto: hacía el payaso y tal, pero nada del calibre de lo que nos tenía reservado a unos cuantos privilegiados más allá de la medianoche.

A lo que iba: cuando eres niño haces cosas que pueden estar marcando tu imagen para siempre. Es posible que este chico con el que me he cruzado hoy por la calle sea ahora una persona fantástica. Inteligente, sensible, gracioso, culto, elegante, refinado. Incluso podría ser que llegara a ganar el premio Nobel de algo, o que fuera campeón del mundo de alguna disciplina deportiva, o el primer hombre en llegar a algún otro planeta. Pero todo esto da igual. Haga lo que haga este tipo con su vida, para mí siempre seguirá siendo el loco que me daba las buenas noches enseñándome el ano. Tiene un pasado un tanto oscuro, nunca mejor dicho.

Esto me lleva a pensar, ¿qué tonterías habré hecho yo de pequeño que habrán marcado mi imagen de por vida?

¿Y tú?

25 May 2007

No está

Hoy me he levantado un poquito más nervioso de lo habitual. Me he cambiado el pijama de cuadros por mi camisa de rayas tratando de imaginar con qué me iba a sorprender hoy mi alumno favorito.

He conducido hacia la universidad recordando con una leve sonrisa en la cara el momento en que aquel audaz joven apareció en mi despacho pocos días antes de un examen, con una pollita pintada en un papel.

He subido las escaleras de la facultad de tecnología evocando el instante en que este intrépido zagal me pedía información sobre una reunión con siete mesecillos (de nada) de retraso.

http://politonodragostea.blogspot.com/2006/10/retraso.html

Hoy -un año después- se repetía la reunión, y mi mente no alcanzaba a adivinar lo que tendría entre manos este despistado muchachillo.

He entrado en el aula y cincuenta y cuatro caras se han girado de manera automática para recibirme. He buscado la suya y no la he encontrado. No está. No ha venido.

He dado la charla sin motivación alguna, triste, con ganas de suicidarme esnifando polvo de tiza, esperando que la puerta se abriera de un momento a otro y apareciera él sin pantalones, con el pelo teñido de rosa, o con un trozo de tortilla en la cara; pero nada de esto ha ocurrido.

De vuelta de nuevo en mi despacho, hasta el cielo de las fotos de paisajes exóticos que tengo colgadas en la pared, estaba nublado.





18 May 2007

retinas

-nombre- camina eufórico por la avenida.

Las naranjas, peras y plátanos de la frutería son de color rosa. La cruz de la farmacia es de color rosa, y en el cielo, sólo rosa. Así es como -nombre- descubre que sus retinas han dejado de ser transparentes, adoptando el color de la cosarosa.

Se acerca a un guardia de uniforme rosado para preguntarle la hora, el día, el año, el siglo en que se encuentra. Al darse la vuelta, la expresión que tiene el policía en la cara es la misma que tendría si un perro se le hubiera acercado y le hubiera dicho: guau-guau.

A pesar de no saber dónde está, a -nombre- le resulta muy fácil volver a casa. Sólo debe guiarse por el enorme bloque-esponjoso-rosáceo que se eleva entre los rascacielos más altos.

Antes de llegar, compra limpiasuelos.

13 May 2007

Última vez

¿Cuándo fue la última vez que hiciste una voltereta?

12 May 2007

Fiu-fiu

A los distintos miembros de un mismo clan familiar se les puede detectar por su inconfundible cadena de ADN, y por la forma en que se comportan al subir con otras personas en el ascensor de su casa.

Tengo unos vecinos que cada vez que entran con alguien en el ascensor, sienten la imperiosa necesidad de llenar el silencio que se crea con sonidos procedentes de su boca.

Al hijo más joven de este clan, le gusta rellenar esos segundos ascensoriles con un ligero ritmillo ventoso, producido colocando la punta de su lengua en el paladar, y dejando salir el aire a pequeños intervalos irregulares (algo así como te-tete-te-tete-te-te-te). Acompaña este agradable soniquete con acompasados golpecitos de llave en el posamanos.

El segundo de los hijos de esta musical familia es mucho menos discreto que el anterior. Es poner un pie en el ascensor, y un alegre canturreo surge de los labios de este dicharachero joven. Tu-turru-tu-tu-turru-ru-tu sería la aproximación con palabras más certera que me atrevería a dar. Hasta el momento, no se han podido relacionar absolutamente ninguno de estos sonidos con alguna canción existente en el panorama musical actual o antiguo.

El padre de familia produce un sonido bucal difícil de explicar con palabras. El hombre en cuestión, coloca sus labios en forma de rosco y crea una corriente infinita de aire circular (forma de O), que se repite indefinidamente durante el trayecto de ascenso/descenso. De nuevo, y al contrario de lo que se pueda pensar, el sonido creado no pretende parecerse a ninguna canción o melodía concreta; ni siquiera es un alegre silbido o tarareo. El fiu-fiu-fiu-fiu-fiu-fiu se repite durante cinco interminables pisos haciendo que su confundido acompañante se plantee sin remedio la siguiente pregunta: “¿Seguirá este hombre haciendo ese sonido cuando yo salga del ascensor y se quede él solo?”

04 May 2007

Publicidad

Estamos en la era del marketing.

En más de un año de existencia, no he insertado ni un solo anuncio en este espacio recreativo del que tanto disfrutáis. Así pues, creo que ya va siendo hora de que os contamine un poco el cerebro con un poco de publicidad gratuita.

Conversaciones etílicas de madrugada han provocado que me introduzca en un proyecto a tres bandas bautizado como "la década pisoteada", que esperemos llegue a buen puerto. Si queréis saber de qué va el tema, entrad en www.fotolog.com/los90existen. Tras cada lectura, no olvidéis mandar un cheque por valor de un dólar a mi dirección de correo convencional. El 1% de la recaudación anual será destinado a fines benéficos.

Obviamente, PolitonoDragostea no cierra sus puertas. No sufráis.

¡Los noventa existen!

25 April 2007

Helado

Roque compra en el supermercado un bote de helado con trozos de galleta. Le encanta. Hace tiempo que no probaba algo que le gustara tanto; es posible que nunca haya probado algo que le gustara tanto. De alguna manera, Roque nació para comerse, algún día, el bote de helado que tiene entre las manos.

Cuando se lo acaba, Roque no sabe qué hacer.

Puede salir a por más, guardarlo en la nevera e ir comiéndoselo poco a poco.

Roque puede también no volver a probar nunca más ese helado: la vainilla, chocolate y trozos de galleta que había dentro de aquel bote de helado alcanzarán la condición de mito.

¿Romanticismo o estupidez?

23 April 2007

Retoque

Fecha tope: 4 de mayo.

Antes de ese día debía pasar por el estudio de fotografía que hay en mi universidad para hacerme el retrato con el que mis compañeros de quinta me iban a recordar durante el resto de sus vidas.

Momento dramático el de hacerse la foto de la orla. Un inoportuno grano primaveral o unas ojeras provocadas por una mala noche pueden hacerte pasar a la historia como el más feo de toda la clase. En cada orla, hay uno. La vista se te va hacia él: Cómo podía llevar ese pelo, se podría haber afeitado la perilla, ¿es que no sabe abrir los ojos?, qué asco de granos, vaya pinta de drogata, menuda frentuda, etc.

En fin, paso por el estudio días antes de finalizar el plazo, después de que en un mismo día, dos amigas -¡por separado!- me dijeran que estaba guapo. No podía fallar, ese era el día.

Poso esforzándome en poner la más sincera de mis sonrisas falsas. Mi rigidez facial es preocupante, pero no pasa nada: hoy estoy guapo.

Me acerco al ordenador donde la amable fotógrafa acaba de descargar las fotos que me acaba de hacer. El mundo se me viene encima: soy la antifotogenia personificada. Seré recordado como el piel-grasienta-pelos-raros-sonrisa-falsa-mirada-perdida de mi generación.

Obviamente, pago los veinte euros correspondientes al retoque digital.

16 April 2007

Disculpe

Disculpe azafata, ¿cuál es la pena que hay que cumplir en Italia por infanticidio?

07 April 2007

Boicot

Todos lo odiamos, pero tarde o temprano, siempre acaba apareciendo.

Hablo del temido y odiado círculo de baile.

Suelen producirse en noches en las que todo está en término medio. Sales con amigos, pero no son tus habituales compañeros de juerga. La gente tiene ganas de bailar, pero no lo suficiente como para separarse del grupo. Todo el mundo ha bebido, pero no lo bastante como para salir disparado en busca de presas inocentes.

Y es entonces, en el momento que menos te lo esperas, cuando este indeseado fenómeno se produce. La gente se pone en círculo, equidistantes unos de otros, y baila tímidamente sin mirarse a las caras. El hueco que repentinamente se forma en el centro del grupo es abismal, casi infinito. Nadie se atreve a poner un pie en él por miedo a ser engullido por este agujero negro surgido espontáneamente de la nada.

Si el grupo es de cuatro personas, el círculo es discreto, intimo, aceptable. Pero como el grupo sea de ocho personas o más, el vacío que se forma en el interior es tan grande que es casi obligatorio que empiece a salir gente de la discoteca urgentemente.

Una vez se ha formado, es imposible escapar de él. Si intentas salir hacia fuera, te encontrarás solo, sin amigos. El círculo volverá a cerrarse, y tu espacio será rápidamente ocupado por tus anteriores compañeros de baile. Si intentas salir hacia dentro, la situación es todavía peor: estarás en medio de siete semi-desconocidos que repentinamente han encontrado un punto fijo en el que concentrar su mirada mientras practican sus tímidos bailes. Intentarás concentrarte en bailar de frente a uno solo de estos siete semi-desconocidos, pero las atentas miradas de los otros sobre tu espalda te harán sentir incómodo, provocando que inconscientemente empieces a rotar lentamente al mismo tiempo que bailas. Si en estático no se te dan muy bien los movimientos coordinados de brazos y piernas, olvídate de hacerlo mejor mientras giras sobre tí mismo.

Es importante estar bien situado una vez ve uno que, inevitablemente, el círculo empieza a formarse. Solo podrás hablar con quien tengas directamente a tu lado, con lo que es vital evitar que el pesado del grupo no esté a tu derecha, así como que el chico/a que te gusta esté justo enfrente tuyo observando con una perspectiva envidiable lo mal que bailas.

Es por todo esto por lo que, desde aquí, quiero impulsar un sistemático boicot a los odiosos círculos de baile. Si observais alrededor vuestro la inminente formación de uno de éstos destructores de la diversión, actuad: tiraos al suelo, gritad como locos, haced que la gente baile la conga, los patitos o la mayonesa.

Desde aquí, lo conseguiremos. Estoy seguro.

28 March 2007

Y respira

¿De qué está hecho el Vicks Vaporub?

¿Por qué por la nariz está tan bueno pero por la boca tan malo?

¿Es adictivo?

¿Por qué otros orificios corporales se puede utilizar?

¿Inhalar qué cantidad nos llevaría a la sobredosis?

¿Esta sobredosis consistiría en unos orificios nasales demasiado despejados?

26 March 2007

Guiris

Viajar mola. Lo que no mola tanto es que te timen. El problema es que es casi imposible que si haces lo primero, no te ocurra lo segundo.

Huyes de los restaurantes que tienen menús en la puerta en todos los idiomas; evitas entrar en museos que si estuvieran en tu ciudad ni siquiera te plantearías visitar y te resistes de pagar dos euros por subirte a torres muy altas que lo único que te van a permitir es ver la ciudad que visitas a quince metros sobre el suelo. Espectacular.

Todo esto lo consigues tras realizar un ejercicio de autocontrol que bien requiere el conocimiento de técnicas budistas y la concentración propia de un monje carmelitano.

Pero inevitablemente, el momento en el que literalmente te la clavan, ha de llegar. En un momento de indecisión en que te encuentras con las defensas bajas, un repartidor de folletos te entrega el cebo. Acudes al espectáculo musical/obra teatral/exposición cultural, esperando empaparte de la cultura autóctona del país o ciudad que visitas.

Miras a tu alrededor y en la sala no ves más que reproducciones de tí mismo. Guiris con bolsas de souvenirs que empiezan a comprender que lo que allí se va a representar no es precisamente un espectáculo maravilloso. Por lo menos no estoy solo, piensas. Es un consuelo.

La representación, que resulta ser tan mala como esperabas, es interrumpida por alguna que otra carcajada nerviosa: son los dueños del establecimiento, que te observan a través de un cristal sin poder creerse que sigan clavándosela dia tras dia a tanto papanatas extranjero.

23 March 2007

Autoengaño

Tú, que eres -o has sido- estudiante como yo, sabes bien que has practicado en infinidad de ocasiones el autoengaño.

La vida del estudiante se mueve mucho por estados de ánimo. Si aprovechas el tiempo y haces cosas, te sientes bien. Si después de comer te quedas hasta las cinco en el sofá viendo las series de la Cuatro, te sientes mal.

Sin ir más lejos, esta tarde -después de mi obligatoria ración de series- he dedicado gran parte del tiempo a la siguiente lista de actividades: ir a la tienda de fotocopias, imprimir un kilo de papeles, volver a casa, graparlos, ordenarlos y meterlos en sus carpetas. ¿Cuánto he aprendido? Nada. ¿Cuánto tiempo he dedicado? Dos horas. ¡Conciencia tranquila!

El autoengaño ha surtido efecto. ¡Puedo bajar a jugar!

19 March 2007

Tómbola

Toda fiesta patronal que se precie debe tener una buena feria. Con su noria, su algodón de azúcar, sus adolescentes-atracadores y su tómbola.

El regalo más preciado en la tómbola del año 2007 ha sido sin duda alguna, un megáfono. Como a la gente -y en especial a la gente que va borracha- no le gusta gritar, nada mejor que regalarle un megáfono.

Me imagino en el anterior congreso de fabricantes de regalos para tómbolas de feria, a todos los jefazos de la industria feriante, intentando encontrar un regalo que pudiera hacer felices a todos los (pre y post) adolescentes amantes de los gritos sin gracia. Quien propuso el megáfono fue sin duda un visionario.

Para las próximas temporadas, quien sabe, quizás regalen una bocina de barco, una sirena de ambulancia, una cobra venenosa, armas nucleares.

16 March 2007

Juguete

Estoy empezando a perder la esperanza. Tras años de apasionada e infructuosa búsqueda, comprendo que nunca llegaré a encontrarle a él o ella.

El primero de ellos fue Jorge Alejandro, quien desde un principio parecía ofrecerme años de fidelidad y diversión, pero que me falló cuando nuestra relación se complicó mínimamente.

La historia con Melania fue muy diferente. Cumplía en todos los aspectos de nuestra relación, era atenta y entregada, obediente y risueña, una mujer que podría haberme hecho feliz el resto de mi vida. Desgraciadamente, nos venció aquello que siempre termina con las relaciones cuasi-perfectas: la rutina.

La última de mis experiencias aún no me ha revelado la totalidad de sus consecuencias, aunque estas prometen ser devastadoras. Acudí a la cita a ciegas aconsejado por una persona que jamás debería inmiscuirse en este tipo de asuntos: mi madre.
Su atractivo y carisma inicial ocultaban sus más oscuras y lascivas intenciones. Me dejé llevar seducido por sus perversas caricias y ocurrió lo que debía haber imaginado desde un principio: en sus manos, me sentí como un juguete.

Ahora, ya en casa, me miro al espejo y no me reconozco. Me avergüenza salir a la calle por miedo a pensar que todo el mundo sepa lo que esta mañana me ha ocurrido.

Lo único que a partir de ahora será capaz de hacerme levantar de la cama cada mañana, será la mínima esperanza de que, en algún lugar del mundo, existe un peluquero/barbero/estilista que me comprenda y me escuche, que me divierta y me respete; en definitiva, que me acepte tal y como soy.

04 March 2007

¡Toma!

Dejemos de hablar de sexo por unos días y volvamos al fútbol.

Llevo viendo desde hace unos meses una tendencia en las gradas de los campos de fútbol que no sé si es nueva, o ya venía ocurriendo desde hacía tiempo.

La cuestión es la siguiente. El equipo de casa marca un gol, y la cámara enfoca pocos segundos después a la grada para transmitir la celebración de los hinchas. En esa imagen observamos habitualmente gente saltando, gritando, perdiendo el bocadillo, las pipas, abrazándose con el de al lado, sonriendo. Gente feliz, al fin y al cabo.

Lo curioso es que alrededor de toda esta gente feliz siempre encontramos a un individuo haciendo un corte de mangas. No falla. El tío levanta el brazo, cierra el puño y se golpea con la otra mano el antebrazo levantado. Acompaña normalmente el gesto con un sonoro "¡Toma!", que lo hace con la boca mucho más abierta de lo normal, alargando la "o" del principio durante un par de segundos.

¿Qué le pasa a este señor? ¿No tiene a nadie con quien abrazarse? ¿Se ha hecho un esguince celebrando el anterior gol de su equipo y no tiene más remedio que celebrarlo así? ¿Odia a todo el mundo?

Si tenemos en cuenta que en ese plano televisivo debe haber alrededor de treinta personas, y que un estadio de fútbol de primera división suele registrar una entrada de unos cincuenta mil espectadores, podríamos decir que en ese momento hay mil seiscientas sesenta y seis personas mandando a tomar por culo a alguien.

¡Cuánto infeliz! Que los junten a todos en el mismo sector de la grada y aprendan lo bonito que es abrazar a un desconocido. La de posibles romances que están desaprovechándose por no saber situar bien a la gente en un estadio...

25 February 2007

Alarma social

"Atención, padres: en estos momentos, mientras usted mira tranquilamente la televisión, su hijo adolescente está probablemente inyectándose heroína junto a sus tres compañeros de orgía. Es también bastante posible que previamente se haya dedicado a maltratar a un niño minusválido y haya incendiado el coche de su profesor de Conocimiento del Medio"

Este titular aún no se ha llegado a ver en ningún programa de televisión vespertino con acalorados tertulianos rememorando épocas mejores, pero es solo cuestión de tiempo.

¡Un poco de calma, señores de la tele y de la prensa!

"Dogging: una nueva forma de sexo entre los adolescentes de hoy en día"

"La orgía corre sin fin de Occidente a Oriente y viceversa, de niños a ancianos, de heterosexuales a gays"

Estos dos titulares sí son reales, vistos en menos de una semana en Cuatro y El País Semanal, respectivamente. De verdad, dan miedo. O nos encontramos ante la joventud más depravada, pervertida y promiscua de toda la historia, o toda esta vorágine sexual sobre la que nos alarman sin parar los medios me pasó totalmente desapercibida mientras jugaba gol-porteros en mi finca.
Igual soy un poco ingenuo pero, creo que las cosas no han cambiado tanto en tan pocos años, y la cruda realidad es la siguiente: aquí no folla nadie.

Ya vale de alarmar y asustar al personal, que si yo tuviera ahora mismo una hija me daría pánico dejarla salir de casa por miedo a que se intentara tirar al primero que se encontrara en el ascensor. Los adolescentes gritan, beben, comen pipas, huelen mal, ensucian, fuman y pisan las flores del parque; pero los afortunados quinceañeros que consiguen algo de sexo siempre han sido -y son- una minoría.

06 February 2007

Wi-fi

Harto de nuestra ridícula conexión a internet de cuatro megas no-inalámbrica, mi padre aceptó la enésima oferta de conexión a internet que le ofrecían por teléfono, y nos cambiamos a una compañía cuyo nombre sugiere inmediatez, velocidad máxima: ya.com.

Se cumple hoy un mes desde que dejé de tener acceso a Internet desde mi casa. Los simpáticos de Wanadoo nos dieron de baja al instante y aún estamos esperando como unos pringados al mensajero vestido de rojo con un módem wi-fi en la mano. Acostumbrado a vivir sobreinformado, estas cuatro semanas sin poder conectarme cuando me diera la gana me han parecido cuatro años en la Edad Media, cuatro décadas en el Paleolítico.

No nos paramos a pensarlo, pero casi nada a nuestro alrededor ha cambiado tanto y tan rápido como lo ha hecho internet. Hace seis años, ni siquiera habría sabido explicar lo que era; hace cinco, solo servía para ponerte un nombre super-gracioso en un chat y dejar que te estafaran en un ciber-café; hace cuatro, me enteré de que existían las páginas pornográficas –aún no he entrado en ninguna, lo sé porque me lo dijo un colega-; hace tres, descubrí el chollo de la música gratis; hace dos, mi módem dejó de chirriar durante treinta segundos cada vez que me conectaba; y en este último año, todavía estoy intentando asimilar que la ansiada red inalámbrica jamás llegará a mi casa.

Si algo ha evolucionado a la misma velocidad durante los últimos seis años para la gente de mi generación, sin duda eso ha sido el sexo: hace seis años, ni siquiera sabíamos que existía, y en este último año... en fin... todavía estamos asimilando que aquello con lo que todos soñábamos y que conocíamos de oídas como sexo esporádico abundante, jamás llegará a nuestras casas.

22 January 2007

Falo

Pocos días antes de mi segundo examen, comienzo a repasar los ejercicios del tema tres de la asignatura. Concretamente, en uno de los ejercicios se me pide obtener una gráfica a partir de una serie de datos mediante el criterio de Nyquist.

Hago los cálculos correspondientes y dibujo la gráfica con boli rojo. La miro, levanto el papel, le doy la vuelta, me alejo, me acerco. No hay lugar a duda. La gráfica tiene forma de pene.

Sin dedicarle más que una leve sonrisa, intento hacer el ejercicio siguiente, con la sensación de haber hecho un buen trabajo.

Al día siguiente, acudo a primera hora de la mañana al despacho del profesor de esta asignatura para preguntarle algunas dudas sobre el ejercicio con gráfica fálica –éstas dudas no tenían nada que ver con el hecho de que el resultado del ejercicio fuera un esbozo de miembro viril, sino con los cálculos previos-.

Me siento enfrente de él, y sin dudarlo un momento saco el papel en el que había, por casualidades de la ciencia ajenas a mi persona, un problema cuyo resultado era una gráfica con evidente forma de falo.

Es aquí donde se desencadenaron una serie de reacciones en su rostro que en absoluto se relacionarían con un profesor de Sistemas Automáticos atendiendo a un alumno suyo. Frunció el ceño, entornó los ojos, puso la boca en forma de cero y preguntó: “¿Pero esto qué es?”, aunque lo que en realidad quiso decir fue “¿Por qué me enseñas el dibujo de una polla a las nueve y veinte de la mañana?”

Tras un lamentable intento de explicación por mi parte, mi profesor coge muy amablemente el papel, hace una cruz sobre el ejercicio en cuestión diciendo que aquello le parecía “una cosa un poco obscena”, y me lo resuelve de nuevo obteniendo un resultado que no se parecía en nada a ningún órgano genital.

Si algún avispado lector se pregunta si éste profesor es el mismo al que fui a pedirle información sobre una reunión celebrada un año atrás, le diré que la respuesta es obvia: sí. La leyenda continúa.

Permaneced atentos a vuestras pantallas. Los términos “yo” y “profesor de Sistemas Automáticos” incluidos en la misma frase son sinónimo de espectáculo.

19 January 2007

Unas hojitas grapadas

Si no he batido esta tarde el record Guinness de máximo número de veces que una persona dice la palabra hijadeperra en su cabeza, me he quedado muy cerca.

Todo gracias al primero de mis exámenes de este semestre, al que he acudido con ciertas esperanzas después de tres meses y medio de pesimismo absoluto. Esperanzas que se han desvanecido tras dar un simple vistazo al conjunto de hojitas grapadas que me ha pasado mi compañera de delante.

A partir de aquí, cinco horas para buscar a mi alrededor miradas cómplices que compartan mi indignación –sin éxito-, cinco horas para masticar la tapa del boli hasta convertirla en una asquerosa forma azul y para lanzar miradas de odio a la persona que nos observa desde el final de la clase, cinco horas para maquear mi examen al máximo y convertirlo en algo lo más parecido posible a un tres.

Momento clave: el cursor parpadeante de la pantallita de la calculadora desaparece. Cansada de no ser utilizada por el idiota que tiene enfrente, la calculadora decide apagarse espontáneamente, mandándome un claro mensaje: recoge y pa casa.