12 May 2007

Fiu-fiu

A los distintos miembros de un mismo clan familiar se les puede detectar por su inconfundible cadena de ADN, y por la forma en que se comportan al subir con otras personas en el ascensor de su casa.

Tengo unos vecinos que cada vez que entran con alguien en el ascensor, sienten la imperiosa necesidad de llenar el silencio que se crea con sonidos procedentes de su boca.

Al hijo más joven de este clan, le gusta rellenar esos segundos ascensoriles con un ligero ritmillo ventoso, producido colocando la punta de su lengua en el paladar, y dejando salir el aire a pequeños intervalos irregulares (algo así como te-tete-te-tete-te-te-te). Acompaña este agradable soniquete con acompasados golpecitos de llave en el posamanos.

El segundo de los hijos de esta musical familia es mucho menos discreto que el anterior. Es poner un pie en el ascensor, y un alegre canturreo surge de los labios de este dicharachero joven. Tu-turru-tu-tu-turru-ru-tu sería la aproximación con palabras más certera que me atrevería a dar. Hasta el momento, no se han podido relacionar absolutamente ninguno de estos sonidos con alguna canción existente en el panorama musical actual o antiguo.

El padre de familia produce un sonido bucal difícil de explicar con palabras. El hombre en cuestión, coloca sus labios en forma de rosco y crea una corriente infinita de aire circular (forma de O), que se repite indefinidamente durante el trayecto de ascenso/descenso. De nuevo, y al contrario de lo que se pueda pensar, el sonido creado no pretende parecerse a ninguna canción o melodía concreta; ni siquiera es un alegre silbido o tarareo. El fiu-fiu-fiu-fiu-fiu-fiu se repite durante cinco interminables pisos haciendo que su confundido acompañante se plantee sin remedio la siguiente pregunta: “¿Seguirá este hombre haciendo ese sonido cuando yo salga del ascensor y se quede él solo?”

1 comment:

cuthbert_gunslinger said...

Espero que se invente pronto el teletransporte para no tener que compartir ascensores con nadie... Aunque por otra parte no podre poner caras raras en el espejo del ascensor. Que dilema...