02 December 2009

Viva

Un minuto después de comenzar el programa de la morbosa Luján me mandan sin avisar a publicidad.

Resto un canal y me encuentro con el show por el que durante la última década han transitado (ya) el 94% de la población rural española.

Un buen hombre de pelo blanco relata con ojos vidriosos los últimos años de vida de su ya difunta esposa, las incontables operaciones, la longitud de las cicatrices, los tormentosos dolores. El suicidio, al final.

Fuera de plató, en un recuadrito de la pantalla vemos a la cuñada del pobre hombre que ha ido a la tele a desnudar la muerte de su esposa para que le vean los del pueblo. Dicha cuñada, niega que la muerta se suicidara, y acusa a su cuñado de pelo blanco de asesinato.

También me envían a publicidad, sin conocer el desenlace del explosivo encuentro. Vuelvo a subir un canal, sin atreverme a volver.

Viva la tele.

10 September 2009

Sorpresa

El otro día puse La Sexta y NO estaban haciendo Sé lo que hicisteis.

26 August 2009

Azar

Perdonad que me repita; de esto ya os he hablado.

He cometido el grave error de enganchar a mis padres a Lost. Resultado: les encanta, pero se desentienden de manera escandalosa a la hora de coseguir los capítulos, con lo que me veo obligado a grabarlos en nuestro flamante DVD grabador cada tarde, o bajarlos de internet (ilegalmente).

Me dispongo a grabar la serie.

Al igual que la tarde anterior, y exáctamente igual que tantísimas otras veces en mi larga existencia, me armo de valor para enfrentarme al repugnante asunto del cableado.

Tal y como se encuentran las conexiones en un primer momento, para poder grabar debo sacar el cable coaxial que conecta la antena con el decodificador e introducirlo en el DVD. Problema: el agujero y el cable no encajan, con lo que debo utilizar cinta aislante para sujetarlos. El resultado es poco satisfactorio y mínimamente ingenieril: hay un pegote enorme de cinta aislante alrededor del cable en un equilibrio más que precario y la imagen es lamentable: Sawyer y Kate aparecen rodeados de una espesa y molesta niebla que nada tiene que ver con la isla.

- Empecemos de cero - me digo- Algún día debía hacerlo -añado para terminar de convencerme.

Quito todos los cables de todos los agujeros. Intento razonar, pensar con cierta lógica. Un euroconector de la tele al decodificador. Otro de la tele al DVD. Otro más uniendo estos dos. Conecto la tele a la antena. Me sobran cables, y agujeros, pero da igual. Es de lógica pura, no puede estar mal.

Enciendo la tele, el decodificador, el DVD. No va nada. Nada de nada. No hay tele, no hay Canal Plus, no hay Sawyer y Kate y niebla alrededor, solo negrura, tristeza, el infierno.

Cambio un par de conexiones, vacío unos cuantos agujeros y lleno otros. Nada. Negro.

Durante veinte interminables minutos, no solo he perdido la capacidad de grabar programas televisivos, sino que he perdido cualquier posibilidad de ver televisión en el salón de mi casa. Sudo y casi lloro.

Tras probar con todas las combinaciones posibles, por puro y duro azar, abandonadas hace tiempos las mínimas leyes de la lógica, doy con una configuración que devuelve imagen y sonido. Pruebo el decodificador y funciona. Pruebo el DVD y funciona. Intento grabar con el DVD y graba. Funciona todo. Sin cinta aislante. Sin lógica alguna. Pero funciona todo.

Sin acabar de creerlo, dibujo un esquema con las conexiones del éxito y tras almacenarlo en un lugar seguro, me dirijo a la cocina a prepararme la comida mientras veo por vigesimotercera vez la primera temporada de Los Simpson.

Niebla en la televisión de la cocina es todo lo que puedo ver mientras como.

21 August 2009

Certezas

- Esto es un puto cachondeo. - murmura el joven en voz alta y mirando hacia arriba, quizás buscando a Murphy o a Dios o a Satán, al comprobar que no quedan servilletas.
Lleva semanas sintiéndose solo, muy solo, dentro de ese edificio grande, caluroso, abandonado. Con la llegada de junio, julio, la gente de los laboratorios de alrededor -gente con la que no hablaba, pero gente que se movía, que tosía, que hacía ruido; gente, al fin y al cabo- se iba marchando a la playa, a la montaña, a hacer deportes de riesgo, a su casa; dejando al joven con la única compañía de las cucarachas agonizantes y el chasquido de las vigas metálicas por efecto del calor.
Intentando convencerse de que no se encuentra aislado en el Universo, el joven camina hasta la máquina de café esperando no ya cruzarse con alguien y entablar conversación, sino al menos escuchar algún fragmento de conversación lejana, una radio, un eructo, algo, por dios. Elige lo de siempre, of course, café con leche con cinco rayitas de azúcar. Introduce las monedas; espera.
No hay respuesta por parte de su cafetero y robótico compañero. La máquina de café está vacía. No hay café. No queda. Ninguna furgoneta de la compañía cafetera vendrá a recargarla en los próximos días o semanas, es una certeza. Más solo, si cabe.
Disimulando la gravedad de la situación, el joven da dos pasos en paralelo y se sitúa ante la máquina expendedora de chocolatinas, papas, bollitos y demás. Mete las monedas previamente destinadas a la compra de un café con leche con cinco rayitas de azúcar y, de memoria, introduce el código correspondiente a las galletitas que ha venido consumiendo de manera compulsiva durante los últimos cuatro meses: Tosta Rica Choco Guay (o Tosta Rica Choco Gay, como le gusta llamarlas a él).
Esta vez sí hay respuesta por parte de la máquina: la nada. La máquina ofrece un puñado de aire a cambio de los sesenta céntimos introducidos. No quedan Tosta Rica Choco Gay. El joven se las ha terminado. Ninguna furgoneta de la compañía galletera vendrá a recargar la máquina en los próximos días o semanas, es otra certeza. Solo, solo. Y con hambre.
En el camino de vuelta al laboratorio -de donde jamás debería haber salido- hace parada en el cuarto de baño. Tanta soledad le da calor; suda como un auténtico cerdo solitario. Se lava las manos y se moja la cara. Mirándose al espejo, busca inexistentes servilletas en el recipiente que se encuentra a su izquierda. Un puto cachondeo, vamos.

07 July 2009

El Experto Informático

Como algunos ya sabrán, llevo desde hace algunos meses pasando gran parte de mi tiempo dentro del laboratorio de residuos de mi universidad; perpetrando, entre otras cosas, mi proyecto final de carrera.

Durante este tiempo, y de forma inexplicable, se ha creado dentro de este selecto departamento un sorprendente rumor en torno a mi persona, según el cual se me atribuyen infinidad de conocimientos informáticos. Curioso, teniendo en cuenta que, ante cualquier problema de índole softwariano, mis únicos recursos son, por este orden:

A) Apagar y encender de nuevo el ordenador.
B) Insultar al ordenador.
C) Llamar a Carlos.

Echando la vista atrás, creo intuir los motivos por los que, ante cualquier problemilla relacionado con ordenadores, se acude a mí y no a la jardinera lesbiana, que probablemente entienda de informática muchísimo más que yo.

1. Sorprendido ante la extrema lentitud de su ordenador, mi tutor de proyecto decide pedirme consejo en una de nuestras primeras conversaciones. En todo un alarde de improvisación booleana, me arranco a decirle que eso es, sin duda alguna:

- Problema de los archivos temporales de Internet.

Recreándome en mi farsante demostración de conocimientos, borro los cuatro megas que nada tendrían que ver con la lentitud de su pc, segundos antes de escuchar un satisfactorio:

- A ver, a ver… ¿cómo has hecho eso?

2. Días más tarde, y con su ordenador funcionando a la menor velocidad posible, mi tutor acude de nuevo a mí, intentando confirmar el despliegue de sabiduría anterior.

-¿Sabes hacer páginas web? – pregunta el profesor.

-No – responde mi cerebro.

-Sí – contesto yo.

Semanas más tarde, y tras casi redactar una nota de suicidio que finalizaba con la frase “Culpen a Dreamweaver y no al movimiento emo”, ve la luz la página web más hortera e innavegable del ámbito de los residuos.

Como era de esperar, el autor recibió múltiples –y muy probablemente forzadas- felicitaciones de sus superiores en el departamento.

3. Anteayer, mi compañero de escritorio venezolano, desesperado ante la imposibilidad de enviar un e-mail a cierta entidad caraqueña, pronuncia mi nombre intentando recibir la ayuda del ya legendario Experto Informático.

- Este correo rebota. No llega – exclama aturdido.

Reviso la dirección a la que se está enviando el correo: está formada por dos palabras, con un enorme espacio en blanco entre ellas.

Miro el papel de donde mi amigo latino ha sacado la dirección. Confirmo mis sospechas: ésta se encuentra subrayada, haciendo imposible la visión del guión abajo existente entre las dos palabras.

Escribo el guión y le doy a Enviar. El correo llega. Mi colega sudamericano sonríe emocionado. Vuelvo a mi lado del escritorio. Mi leyenda se agiganta.

23 May 2009

Toni

En muchas ocasiones he manifestado que no hay ser vivo más peligroso que un padre aburrido en fin de semana. La vital necesidad de rellenar su escaso tiempo libre con múltiples actividades de dudosa utilidad provoca en su entorno la aparición de inesperadas enfermedades y siestas fingidas.
La escena se ha vuelto a producir.
Mientras dormitaba en el sofá disfrutando con las creíbles aventuras de Marty McFly en Regreso al Futuro II, ha irrumpido mi padre en escena con un poco convincente:
- Ven un momento a la cocina que tienes que ayudarme a...
(También llega un momento en la vida de un padre en el que las frases nunca llegan a terminar. No malgastes tu tiempo en palabras fútiles y al final de cada semana habrás acumulado tiempo suficiente para arreglar una persiana, es su filosofía).
Acudo a la cocina, dispuesto a recibir instrucciones.
- Hay que sacar el horno, y apoyarlo en... - escucho. En una silla, por cierto.
No cuestiono la orden recibida. Es probable que exista un motivo justificado para sacar un horno de su sitio, y apoyarlo en una silla. Desconozco este motivo. Pero no pregunto.
Extraemos el horno, y lo apoyamos en la silla convenida. Aparece un cacahuete en el lugar en el que hasta hace pocos segundos se encontraba un horno. Son curiosos los sitios en los que una persona puede hallar un cacahuete.
Como todos los hornos del país, el mío se encuentra empotrado en un mueble de la cocina. En la parte inferior, el electrodoméstico se apoya sobre una tabla de aglomerado, que protege al mueble que lo soporta.
No sin cierta dificultad, mi padre extrae esta tabla de aglomerado, y le da la vuelta, colocándola acto seguido sobre el mismo lugar en el que se encontraba. Levantamos el horno y lo volvemos a dejar en su sitio.
- ¿Está bien ahora? - cuestiona
Miro. Reflexiono. Analizo.
- Ahora está perfecto - sintetizo mientras retorno a 1955.
- ¿Adónde vas?... - creo oir a mi espalda- ...si ahora tenemos que...

16 May 2009

Dios perdona

- Ave María Purísima.

- Sin pecado concebida.

- Padre...

- Dime, hijo.

- He pecado, Padre.

- Tranquilo, hijo. Dios perdona; Dios es amor.

- Padre...

- No llores, hijo. Ya sabes que el Señor es misericordioso. Ábrele tu corazón.

- Ay...

- Habla, hijo.

- Ayer por la tarde, estaba viendo el tenis, Padre...

- ¿Sí, hijo...?

- ...y disfruté viendo a Nadal perder...

- ...

- ¿Padre?

11 May 2009

En / Después

En = En una relación


Después = Después de una relación














12 April 2009

La Empresa

Déjame que te dé un consejo: aprende todo lo que puedas. Durante unas cuantas semanas vas a formar parte de una empresa fuerte, muy consolidada en el sector, con caché; compartiendo espacio de trabajo con gente que conoce muy bien este mundo. Absorbe conocimientos, atesora información. Quédate con lo práctico sin infravalorar lo teórico. Motívate. En la empresa nos gusta contar con gente que le guste lo que hace, que no se canse de aprender, que se sienta realizado desarrollando proyectos de cualquier índole. Avísame si sientes que lo que se te encomienda no te llena, no colma tus expectativas, no te hace evolucionar. Exige. Estás aquí para aportar, para producir, para sumar. Tu trabajo es importante para la Empresa; será valorado, analizado, considerado. No dudes en preguntar lo que no comprendas, en discutir lo que consideres inapropiado. Tu opinión es válida, necesaria. Siéntete parte de un equipo. Ayuda a quien lo necesite, déjate ayudar cuando lo tuyo te sobrepase. Abre los ojos, la mente, los oídos. La Empresa está contenta de poder contar contigo, encantada de poder contribuír en la parte final y decisiva de tu formación.
Se incorpora lentamente mientras echa un vistazo a unos papeles que tiene sobre el escritorio.
Por cierto, ¿sabes escanear?

27 March 2009

Momentos íntimos

¿Qué haces cuando la peluquera te masajea dulcemente la cabeza con champú y agua caliente?

A) Sonríes

B) Pones cara de póker

C) Gritas

D) Tú en realidad vas al barbero

23 March 2009

Anfield Road

Antes de entrar en Anfield te imaginas muchas cosas.
Sabes que la entrada al estadio se hará a través de una rendija de palmo y medio, muy inglesa, abierta en la pared, por la que tendrás que pasar casi de perfil, como quien entra en una ruidosa caverna repleta de monstruos vestidos de rojo.
Sospechas que el asiento que te corresponde en la grada será pequeño, incómodo, de madera; que tu cuerpo quedará completamente encajado entre las personas que tienes a derecha e izquierda, resultando imposible no comentar cada jugada con el desconocido que tendrás al lado.
Intuyes que, al aproximarse el equipo rival a The Kop, la grada al completo dedicará una enorme ovación a quien en pocos minutos se convertirá en su enemigo; y que el enemigo, sorprendido ante la ausencia de los cotidianos insultos y escupitajos, devolverá el aplauso entre confundido y emocionado.
Crees que, cuando ya sea completamente de noche, empieces a olvidarte del frío, y aparezca la luna llena por encima del Main Stand, oirás las primeras notas de lo que has venido a escuchar, levantarás una bufanda de dos colores, se te humedecerán los ojos y pasarás un brazo por encima del hombro a quien te ha llevado hasta allí.
Entonces entras en Anfield, y todo lo que habías imaginado, se te queda pequeño.

02 March 2009

Huir

Hace unos días me sentía muy así y me atreví a cometer un acto de rebelión cibernética: harto de la constante saturación de mi bandeja de entrada y de invertir una media de hora y cuarto diaria en tragarme fotos festivas de gente que me cae fatal, decidí huir del Universo Facebook.
Escapar de la telaraña social Facebook es más complicado que intentar fugarse de la selva colombiana perseguido por tus secuestradores de las FARC.
En primer lugar, la opción que permite iniciar el proceso de salida es difícil de encontrar. Arriba, en una esquina, con letra minúscula y oculta entre enlaces publicitarios. Además, no se llama "Eliminar Cuenta" u "Olvidar Facebook Para Siempre", sino "Desactivar Perfil". Mal rollo.
Al clickar sobre dicha opción, se nos presenta un menú desplegable.
¿Por qué desea abandonar Facebook?, nos pregunta amablemente la web que nos ha hecho perder valiosísimas horas de nuestra vida viendo fotos de gente borracha.
Una serie de opciones aparecen ante nosotros como posible respuesta. Elijo una de ellas al azar, deseando acabar cuando antes con este doloroso proceso de automarginación.
Marco el tick junto a la opción que dice Recibo demasiados e-mails.
Un nuevo menú emergente me asalta, intentando convencerme de que estoy a punto de cometer el peor error de mi vida:
¿Sabes que puedes controlar la cantidad de emails que recibes de Facebook? -me informan.- Para saber más sobre esta opción, haz click aquí.
No hago click allí, sino que me reafirmo en mi decisión dándole a la opción de Siguiente.
Un cuadro en blanco aparece en mi pantalla. Sobre él, una petición:
Por favor, explique brevemente los motivos por los que desea abandonar Facebook.
Esto se pone complicado. Debo dar una razón de peso, o el malvado poder de sugestión de Facebook hará mella en mi ya más que dudosa determinación.
Paso demasiado tiempo visitando las páginas de mis ex-novias. - declaro- Quiero dejarlo. No estoy loco, simplemente creo que seré más feliz sin Facebook. -sentencio.
Aceptar.
Nuevo menú desplegable a rellenar. Esta vez, uno de esos en los que tienes que introducir en un cuadradito en blanco un montón de caracteres raros, para intentar demostrar que eres un ser humano, y no una vil computadora. Los caracteres son tan raros que incluso requiere la utilización de la socorrida Alt Gr.
Otra página. El abismo, al fin.
¿Está seguro de que desea desactivar su cuenta? Sí. No.
Dudo. Paseo el ratón. Miro por la ventana. Me rasco la oreja. Me crujo los dedos. Le doy al Sí.
Final del proceso - anuncia mi ex-amigo Facebook.- Su cuenta ha sido desactivada. - Respiro aliviado. - Sin embargo - oh, no- puede volver a acceder a su perfil en cuanto lo desee - Joder - Su cuenta permanecerá en el mismo lugar en el que la dejó. - Hostia - Un saludo, y hasta pronto. - Mierda- El Equipo de Facebook.
Bajo la mirada y me doy por vencido.
Voy a ver qué hace mi ex-novia.

03 February 2009

ay, uf, arg

Horas después de un lance deportivo fortuito mi tobillo se convierte en una enorme bola de dolor y fuego. Duermo mordiendo la manta y, por lo tanto, con la boca llena de pelos.
Pasando por alto mis repetidas críticas a quienes iban a urgencias por lo que yo consideraba tonterías ("¿a urgencias por un esguince? ¡deja de quejarte, pringao!"), me dejo llevar por mi preocupada madre a la parte trasera del hospital.
La sección de urgencias de un hospital un domingo por la mañana es un maravilloso bazar de dolencias exageradas y rostros doloridos. Cojos, constipados, mareados y colocados comparten un reducido espacio, que de no ser por sus dispares enfermedades, difícilmente compartirían.
Entrar en la sala de espera supone someterse a un riguroso escaneo visual por parte de las veintisiete personas que se encontraban allí antes que tú. Todos quieren saber rápidamente a qué has venido, cuál es tu nivel de gravedad, la causa del accidente, tu número de teléfono, todo. Automáticamente, sintiéndome protagonista de una dramática escena casi cinematográfica, agravo mi cojera de forma considerable y elevo al máximo la expresión de dolor en mi rostro. Cada paso que doy es un terrible infierno, cada metro que avanzo, una lágrima que derraman los desolados espectadores de mi improvisada farsa.
Un minuto después, todavía disfrutando de mi éxito en la cúspide de mi carrera cinematográfica, un abuelo en silla de ruedas me roba de forma lamentable todo el protagonismo haciendo entrada en la sala empujado por el que debe ser su hijo.
- ¡Qué tos más falsa, cabrón! - tengo ganas de gritarle al abuelo que llora.
Las largas horas de espera rodeada de enfermos no terminales me provocan interesantes reflexiones:
Teoría 1:
En la sala de urgencias del hospital un domingo por la mañana hay más ambiente que en los exteriores de la biblioteca de la universidad un jueves de enero a las 2 de la madrugada, que ya es decir. La gente se rula periódicos, habla por el móvil y persigue a sus hijos como si se fuera a acabar el mundo. Observación que me lleva a enunciar una nueva teoría:
Teoría 2:
El domingo por la mañana hay más niños en la sala de urgencias del hospital acompañados de sus histéricas madres que en los parques jugando a fútbol con sus aburridísimos padres. Está por confirmar, tranquis.
Oír mi nombre en el altavoz casi me provoca un orgasmo. Cojeo hasta el doctor (doctora, joven, guapa, en este caso), y le explico lo ocurrido. La joven, toma mi pie entre sus manos, lo mueve hacia un lado y hacia otro (ay, uf, arg) y me informa:
- Tienes artritis post-traumática.
Qué pasada. Artritis post-traumática, suena de puta madre. Después de esperar nosecuantas horas rodeado de abuelos que tosen y niños que lloran, qué menos que te digan que tienes algo chungo, muy chungo. La cuestión es estar bien jodido.
- Un esguince, vamos - añade.
- ¡¿Cómo!? ¡¿Un esguince?! ¿Me estás diciendo que esta noche he tragado kilo y medio de pelos de manta por un puto esguince? - no le pregunto.
- Te pongo un vendaje elástico y para casa - sentencia.
- ¡Un vendaje elástico! ¡Y se queda tan tranquila! Ya que estoy aquí, yo qué sé, opérame de fimosis, extírpame la vesícula, o improvisa algo, pero no me hagas volver a pasar por la sala de espera con un ridículo vendaje elástico en el tobillo. - no respondo.
Haciendo caso omiso de mis furiosos pensamientos la doctora me pone un vendaje elástico y llama al siguiente paciente. Al pasar por la sala de espera camino de la salida, la recepcionista se interesa por mi estado de salud:
- ¿Qué te han dicho? - pregunta educadamente.
- Artritis post-traumática. - respondo yo, poniendo expresión de quien sufre una misteriosa enfermedad.
La recepcionista (joven, guapa), me observa salir del hospital, preocupada.

26 January 2009

Tecla

Me voy a dormir (solo).
Antes de meterme en la cama, cojo el móvil para enviar un mensaje de texto. Siendo la una de la madrugada y tratándose el destinatario de una atractiva fémina, resulta fácil intuir que el contenido del mensaje no girará en torno a la crisis económica o los resultados de la decimonovena jornada de liga: se trata del Típico Mensaje Calentorro.
Tecleo las picantes sentencias mientras bostezo, y le doy a ok para seleccionar el nombre del destinatario. Con la flecha de abajo, busco con rapidez el nombre en cuestión dentro de mi larguísima agenda.
Debido a un imperdonable despiste, mi dedo pulsa una vez de más la tecla de la flecha de abajo, seleccionando por error el siguiente nombre que aparece en la agenda. Dicho nombre es, ni más ni menos, que el de mi pre-adolescente primita de catorce años. En la pantalla del teléfono móvil, por tanto, aparecen únicamente dos palabras: el nombre de mi joven e inocente prima pre-adolescente, y la palabra confirmar rodeada de interrogantes.
A pesar de haberme percatado del error en la selección del nombre del destinatario, el reducido espacio presente entre mi dedo pulgar y la tecla ok, sumados a la elevada velocidad inicial que dicho dedo poseía en ese mismo instante, provocan que la yema y la metálica superficie del teléfono móvil entren en contacto.
En cuestión de milésimas de segundo, dramáticas imágenes en blanco y negro pasan fugazmente ante mis ojos: soy yo mismo, con una chaqueta de chándal marrón y naranja sobre la cabeza, entrando en la Audiencia Nacional agarrado por dos policías, acusado por familiares propios de pedofilia y corrupción de menores. Mi vida reducida a una continua sodomía penitenciaria a causa de un inocente tecleo de más.
Milagrosamente, el valor de presión que mi pulgar ejerce sobre la tecla en cuestión es 0,0001 Pascales inferior al valor de presión necesario para activar el funcionamiento de dicha tecla. Le doy al botón de Atrás y selecciono el nombre correcto prestando especial atención.
El final del relato es agridulce: mi prima sigue durmiendo sin devastadores traumas erótico-familiares. El mensaje, sin embargo, jamás obtuvo respuesta.

24 January 2009

Está muerta

Nos dicen que la música está muriendo.

Que el número de descargas ilegales crece exponencialmente año a año alrededor de todo el mundo. Que el porcentaje de canciones bajadas de la Red de manera legal (pagando) es mínimo, ridículo.

Que la venta de cd's en grandes almacenes se estanca. Que la compra de discos a simpáticos negros con manta no decrece.

Que en la radio siempre suenan los mismos. Que es imposible que pequeñas bandas minoritarias triunfen más allá de su barrio.

Que es un cadáver.

Miro a mi alrededor y veo lo contrario.

Veo que nunca la música había estado tan metida en la vida de la gente como lo está ahora. Nunca ha habido tantísima gente interesada en hablar sobre música (buena o mala), en conocer música (buena o mala), en adquirir música (buena o mala), en vivir solo con música alrededor (son ya muchas las veces que he oído la frase "no podría vivir sin música").

Veo que los festivales de música crecen como setas, que hay conciertos para elegir hasta en mi ciudad, y que con myspace o lastfm o megauploads empieza a ser habitual enamorarse de grupos islandeses o canadienses o checos o búlgaros.

Me miro a mí mismo y veo que en el último año me he gastado alrededor de ciento cincuenta euros en entradas para conciertos o festivales (sin contar lo mucho que invertí allí dentro en consumiciones de todo tipo), que me he comprado cinco cd's, que me han regalado un reproductor mp4 y que gracias a Internet he descubierto alrededor de veinticinco grupos nuevos (que me han podido gustar más o menos).

No lo tengo claro. ¿Está muriendo la música... o está más viva que nunca?

22 January 2009

Definición

Definición de la palabra amor según el Diccionario Vox de Lengua Española (Prologado por D. Manuel Alvar, de la Real Academia Española, Junio de 1992).

Amor: Sentimiento afectuoso que nos inclina hacia una persona o cosa; especie de pasión que atrae a las personas de distinto sexo.

Hmm. ¿Amor se escribe sin hache?

20 January 2009

Me pone

Sin nadie habérmelo pedido previamente, he aquí mi top five de mujeres políticas con las que tranquilamente podría pasar una acalorada velada de desenfreno (sexo).
#5 : Leire Pajín. Frente generosa y rasgos extraños. Me gustan su forma de hablar y su nariz. Tiene la indiscutible ventaja de recordarme a una antiquísima ex-novia. Leire me pone.
#4 : Ingrid Betancourt. Qué guapa es, joder. Y qué inteligente. Y qué cosas tan raras dice cuando se pone mística. Y qué acentito. Y qué cuerpazo. No lo puedo evitar, pero su selvático pasado la convierte en un ser todavía más atractivo. Ingrid me pone.
#3 : Soraya Sáenz de Santa María. Además de tener un nombrazo, tiene un morbazo. Algo debe de tener esta chica, que es del PP y me pone. Me pone más que Acebes, y todo.
#2 : Segolène Royal. Ay, la Sego. Me pongo muy nervioso cuando hablo de la socialista francesa. Un día, defendiendo a la Sego, casi me pego, no te digo más. Ojos preciosos y piernas de escándalo. Me pone, me pone la Sego.
#1 : Carmen Calvo. Aunque suene a tópico: no hay palabras suficientes para describir a la Calvo, indiscutible top 1 de mi innecesario ránking. Inteligente y culta y elegante y guapa y misteriosa. La ministra popera, la Audrey Hepburn del congreso. Una maravilla de mujer. Carmen, me pones.
¿Y vuestro ránking?

13 January 2009

Punto de Equilibrio

Punto de Equilibrio (o Punto Crítico) es aquel instante del semestre en el que la probabilidad de aprobar todas las asignaturas y la probabiliadad de suspender todas las asignaturas es exáctamente igual.
P (aprobar todas) = P (suspender todas)
En dicho instante, el estudiante se encuentra en una situación de estabilidad crítica. Un leve constipado, una chica simpática, unos apuntes mal tomados o un ejercicio extraviado pueden provocar el fatal derrumbe del frágil pero maravilloso castillo de naipes construido en las trece semanas anteriores.
Soy un funambulista. Estoy jodido. Maldito equilibrio.