26 January 2009

Tecla

Me voy a dormir (solo).
Antes de meterme en la cama, cojo el móvil para enviar un mensaje de texto. Siendo la una de la madrugada y tratándose el destinatario de una atractiva fémina, resulta fácil intuir que el contenido del mensaje no girará en torno a la crisis económica o los resultados de la decimonovena jornada de liga: se trata del Típico Mensaje Calentorro.
Tecleo las picantes sentencias mientras bostezo, y le doy a ok para seleccionar el nombre del destinatario. Con la flecha de abajo, busco con rapidez el nombre en cuestión dentro de mi larguísima agenda.
Debido a un imperdonable despiste, mi dedo pulsa una vez de más la tecla de la flecha de abajo, seleccionando por error el siguiente nombre que aparece en la agenda. Dicho nombre es, ni más ni menos, que el de mi pre-adolescente primita de catorce años. En la pantalla del teléfono móvil, por tanto, aparecen únicamente dos palabras: el nombre de mi joven e inocente prima pre-adolescente, y la palabra confirmar rodeada de interrogantes.
A pesar de haberme percatado del error en la selección del nombre del destinatario, el reducido espacio presente entre mi dedo pulgar y la tecla ok, sumados a la elevada velocidad inicial que dicho dedo poseía en ese mismo instante, provocan que la yema y la metálica superficie del teléfono móvil entren en contacto.
En cuestión de milésimas de segundo, dramáticas imágenes en blanco y negro pasan fugazmente ante mis ojos: soy yo mismo, con una chaqueta de chándal marrón y naranja sobre la cabeza, entrando en la Audiencia Nacional agarrado por dos policías, acusado por familiares propios de pedofilia y corrupción de menores. Mi vida reducida a una continua sodomía penitenciaria a causa de un inocente tecleo de más.
Milagrosamente, el valor de presión que mi pulgar ejerce sobre la tecla en cuestión es 0,0001 Pascales inferior al valor de presión necesario para activar el funcionamiento de dicha tecla. Le doy al botón de Atrás y selecciono el nombre correcto prestando especial atención.
El final del relato es agridulce: mi prima sigue durmiendo sin devastadores traumas erótico-familiares. El mensaje, sin embargo, jamás obtuvo respuesta.

3 comments:

zoanita said...

ahahahahahaahahahha
ai, tinha saudades de ler estes fantásticos posts!
=)
beijinhos!

Anonymous said...

Siempre que busco Politonodragostea en Google para ver si has añadido algun post nuevo me salen dos resultados, tu ultimo post y "Tecla". No entiendo cómo avanza tan rápido la tecnología para que Google sea absoluto conocedor de que la atractiva fémina en cuestión soy yo.
Por cierto, me tienta buscar el mensaje y dejarlo en un comentario... sería una muestra, bastante explícita para tus fans, de lo que entiendes por picante. jiji se lleverían la misma decepción que yo en su día!!! :P

Un bascio, ciccion.

Menchu said...

tu sabes lo que me ha costado encontrarlo!!? Ja ja...

ni nos imaginamos lo que sabe Google de nosotros...

aunque es cierto que de calentorro tenía poco...