07 July 2009

El Experto Informático

Como algunos ya sabrán, llevo desde hace algunos meses pasando gran parte de mi tiempo dentro del laboratorio de residuos de mi universidad; perpetrando, entre otras cosas, mi proyecto final de carrera.

Durante este tiempo, y de forma inexplicable, se ha creado dentro de este selecto departamento un sorprendente rumor en torno a mi persona, según el cual se me atribuyen infinidad de conocimientos informáticos. Curioso, teniendo en cuenta que, ante cualquier problema de índole softwariano, mis únicos recursos son, por este orden:

A) Apagar y encender de nuevo el ordenador.
B) Insultar al ordenador.
C) Llamar a Carlos.

Echando la vista atrás, creo intuir los motivos por los que, ante cualquier problemilla relacionado con ordenadores, se acude a mí y no a la jardinera lesbiana, que probablemente entienda de informática muchísimo más que yo.

1. Sorprendido ante la extrema lentitud de su ordenador, mi tutor de proyecto decide pedirme consejo en una de nuestras primeras conversaciones. En todo un alarde de improvisación booleana, me arranco a decirle que eso es, sin duda alguna:

- Problema de los archivos temporales de Internet.

Recreándome en mi farsante demostración de conocimientos, borro los cuatro megas que nada tendrían que ver con la lentitud de su pc, segundos antes de escuchar un satisfactorio:

- A ver, a ver… ¿cómo has hecho eso?

2. Días más tarde, y con su ordenador funcionando a la menor velocidad posible, mi tutor acude de nuevo a mí, intentando confirmar el despliegue de sabiduría anterior.

-¿Sabes hacer páginas web? – pregunta el profesor.

-No – responde mi cerebro.

-Sí – contesto yo.

Semanas más tarde, y tras casi redactar una nota de suicidio que finalizaba con la frase “Culpen a Dreamweaver y no al movimiento emo”, ve la luz la página web más hortera e innavegable del ámbito de los residuos.

Como era de esperar, el autor recibió múltiples –y muy probablemente forzadas- felicitaciones de sus superiores en el departamento.

3. Anteayer, mi compañero de escritorio venezolano, desesperado ante la imposibilidad de enviar un e-mail a cierta entidad caraqueña, pronuncia mi nombre intentando recibir la ayuda del ya legendario Experto Informático.

- Este correo rebota. No llega – exclama aturdido.

Reviso la dirección a la que se está enviando el correo: está formada por dos palabras, con un enorme espacio en blanco entre ellas.

Miro el papel de donde mi amigo latino ha sacado la dirección. Confirmo mis sospechas: ésta se encuentra subrayada, haciendo imposible la visión del guión abajo existente entre las dos palabras.

Escribo el guión y le doy a Enviar. El correo llega. Mi colega sudamericano sonríe emocionado. Vuelvo a mi lado del escritorio. Mi leyenda se agiganta.

4 comments:

Anonymous said...

jjajajaj que gracioso!
ISA

Ramón said...

jajjaa
Eres grande, David!

Unknown said...

jajajaja

zoanita said...

Perfeito! ahaahh
Sim a lenda espalha-se: "David, o génio dos computadores"