28 September 2008

Demasiada información

Hay gente que tiene la lengua muy larga. Personas que se envalentonan, y si no les paras, te pueden relatar con el más mínimo detalle el color y textura de su última deposición.

En el sitio donde trabajo los fines de semana hay un vestuario. El tiempo que pasamos cambiándonos en el vestuario de chicos no supera los seis, siete minutos. Las conversaciones, cortas y fragmentadas, suelen girar en torno a el trabajo en sí, o la Fórmula Uno.

Desde hace una semana, esto ha cambiado. Un simpático personaje ha aparecido en nuestras vidas para amenizar esos momentos en los que cambiamos nuestras zapatillas sucias por unos zapatos relucientes.

El primer día, en cuestión de cuatro minutos (exactos, de reloj), supimos que el bueno de Enrique (nombre ficticio) estaba divorciado, que su mujer le había denunciado por malos tratos -injustamente-, y que sus hijos pensaban que estaba muerto.

¿Demasiada información?

¡Demasiado poca!, debió pensar el bueno de Enrique. Solo así se explica que en el segundo día que apareció por el vestuario fuera capaz de relatarnos con todo lujo de detalles cómo un travesti practicó tres felaciones consecutivas a él mismo y dos colegas más colocados en fila india.

¡Y cómo la chupan los travestis, colega!, nos ofreció, a modo de despedida.

¿Qué será lo próximo? ¿Nos comentará que le va la coprofagia? ¿que fue él quien se cargó a Miguel Ángel Blanco?, ¿que tiene tres testículos?

09 September 2008

Imagínate

Imagínate a un tonto con una sierra mecánica. A este tonto le encanta el estruendo que produce su sierra mecánica, y durante solo una semana al año se viste con un atuendo acorde a su enorme y carísima sierra mecánica.
Imagínate a un montón de tontos como este tonto. Con un montón de tontos no quiero decir que te imagines a cincuenta tontos, no, no. Quiero que te imagines, por lo menos, a cinco mil tontos, todos juntos y contentos con sus relucientes sierras mecánicas. Algunos de estos tontos han recorrido miles de kilómetros para reunirse con el resto de tontos amantes de las sierras mecánicas. Hay que ser un poco tonto, pensarás.
Imagínate que, durante una semana, estos cinco mil tontos poseedores de demencialmente ruidosas sierras mecánicas se pasean impunemente por tu ciudad, reventándote sin compasión los tímpanos con el potente e inmisericorde motor de sus sierras mecánicas.
Imagínate que el último día de esta semana, esos cinco mil tontos salen juntos a la calle con sus delirantes sierras mecánicas. A su paso, la gente que no posee sierras mecánicas sale de sus casas y observa agilipollada el funcionamiento de estas flamantes, estúpidas y ensordecedoras sierras mecánicas; ignorando los chorros de sangre que brotan propulsados de manera continua de sus orejas.
Imaginate que hay mucha gente a tu alrededor a la que le gusta la semana en la que tu ciudad se llena de tontos con sierras mecánicas, y que algunos de ellos acabarán comprándose, al cabo de cierto tiempo, una detestable sierra mecánica.
Aparentemente, este post no tiene demasiado sentido.
Sustituye ahora las palabras sierra mecánica por la palabra Harley, y la palabra tonto por la palabra gilipollas. Vuelve a leer el texto.
En efecto, tú lo has dicho. Si al principio no teía ningún sentido, ahora se ha convertido en una autentica memez.

26 August 2008

londonlite

Ayer por la noche me encontre a un simpatico paquistani repartiendo periodicos gratuitos dentro de mi habitacion.
Le dije: no, thanks, mate. Acababa de leerlo hacia solo veinte minutos en el metro de vuelta a casa.

19 August 2008

ipod

En el metro de Londres, a las ocho y media de la mañana, nadie habla, nadie escucha, nadie se mueve.
Los unicos signos de vida que demuestran los impavidos maniquies que atestan cada uno de los vagones se observan cuando uno de ellos decide subir el volumen de su ipod.
Si toda la energia consumida por todos los ipods que se encuentran una mañana en el metro de Londres se utilizaran para producir cualquier otro tipo de energia, se podria abastecer electricamente a la totalidad de la poblacion de Zimbabwe durante una semana.
Bueno, o algo asi.

14 August 2008

Mi primer uzbeko

En el restaurante turco donde trabajo, la persona que friega los platos es un uzbeko (de Uzbekistan). Nunca habia conocido a una persona de este fascinante pais de Asia Central. Es mi primer uzbeko.
Mi primer uzbeko tiene rasgos orientales, pierde los ojos detras de sus mofletes al sonreir y le gusta llamarme my friend.
Mi primer uzbeko es de esas personas para las que el mundo gira a una velocidad inferior a la del resto. Cuando todo en la cocina se vuelve caos, locura y confusion; cuando lo unico que se escucha a su alrededor son gritos, platos chocando, cubiertos cayendo, agua hirviendo salpicando, mi primer uzbeko frunce ligeramente el cenyo, acelera minimamente la velocidad de sus movimientos y rebaja poco a poco la altura de colosales pilas de cacerolas llenas de grasa incrustada. Y aun tiene tiempo de ensenyarme su dedo pulgar si se cruzan nuestras miradas.
Mi primer uzbeko trabaja solo por las tardes y se llama Akhmed.