Al empezar un año nuevo, la gente suele marcarse propósitos para los siguientes 365 días. Adelgazar, aprender inglés, ya sabéis.
Personalmente, me parece un poco precipitado intentar arreglar tu maltrecha vida en solo un año. Mucha presión, poco éxito. Por ello, y aprovechando que estrenamos decenio, me planteo diez ambiciosos propósitos para la próxima década. De obligado cumplimiento.
Me comprometo a volver justo aquí dentro de diez años y evaluar mi desempeño en los próximos 3650 días. Los de "conseguir un trabajo que me guste", "encontrar una chica que me quiera" y "engendrar un hijo que me soporte" no aparecen en la lista al considerarse menos importantes y por lo tanto, secundarios (se intentará en la próxima década).
Ahí van.
1. Seguir escribiendo en PolitonoDragostea. Este es imprescindible. Si no lo cumplo, no podré disfrutar del placer de restregaros mi enorme éxito por todas vuestras cibernéticas caras.
2. Decidir si soy fumador o no. Pongamos fin a esta eterna ambigüedad. O fumo, o no fumo. Ya vale de gorronear millones de dólares anuales en tabaco ajeno.
3. Aprender a sacar en el pádel. Empiezo a dominar los entresijos de este deporte que no te hace sudar, pero sigo sacando con la misma técnica que emplea una niña de once años. Mis compañeros de partida sufren para aguantarse la risa, no miento. Me doy diez años, pero sé que llegaré justo.
4. Limpiarme a fondo los codos. Me considero una persona limpia, me ducho a diario. Aún así, hay quien considera que tengo los codos roñosos, que no los froto suficiente. Como si los codos fueran parte esencial en las relaciones humanas. Pero me comprometo a limpiarlos mejor, venga.
5. Dejar de masticar bolis. Esta es la más sencilla de cumplir. Dentro de diez años, no morderé bolis porque he conseguido quitarme el vicio, o porque he conseguido quedarme sin dientes.
6. Abrir, por lo menos una vez, una caja de herramientas. Teniendo en cuenta que existe cierta posibilidad de que alguna vez me convierta en un padre de familia, añadiendo además que soy ingeniero industrial, debería al menos saber qué demonios hay allí dentro.
7. Aprender a utilizar Spotify. Es el futuro, me dicen. Te puedes crear listas, y tal. Luego las compartes, y mola, insisten. Perezón máximo solo de pensarlo.
8. Dejar de consultar con puntualidad semanal las estadísticas de todos los jugadores ACB al completo. No cal. No cambia mi vida en exceso si dejo de saber que San Emeterio ha hecho 21 de valoración contra el Fuenlabrada.
9. Terminar de ver La Naranja Mecánica. No la soporto, me parece soporífera, pero si en los próximos diez años aspiro a convertirme en un moderno en condiciones, estoy obligado a disfrutar y hablar maravillas de esta sublime obra maestra.
10. Conocer dónde están las luces antiniebla del coche. No puede ser que año tras año el mecánico de la ITV tenga que recordarme que las tengo a escasos diez centímetros de mi mano derecha.
Hablamos en diez años, pues.