18 January 2008

Último día de vida

Hace un año pasó esto:


Mañana, justo un año después, me dispongo a hacer otra vez el mismo examen.

El día antes de un examen muy complicado, un estudiante se siente como un reo al que están a punto de ejecutar mediante inyección letal. Por detrás, ya ha consumido todo el tiempo del que disponía. Por delante, pocas horas de vida.

Llevo tanto tiempo dedicado a estudiar el mismo examen que el simple hecho de acercarme a la enorme mesa repleta de folios rayados me provoca una pereza infinita. Sin embargo, me obligo a caminar hasta ella.

Sentado ante unos apuntes ya desgastados, con un boli medio roto en la boca, observo el jarrón que hay delante de la mesa durante veinte minutos, aproximadamente. Imposible intentar un problema más, memorizar un dato más, escribir un número más. Muevo el boli en dirección al papel, pero reacciono a tiempo y decido contemplar el jarrón durante diecisiete minutos más.

Estoy atrapado. Me obligo a sentarme ante folios en blanco y calculadoras apagadas sabiendo que ni siquiera puedo sumar dos y dos. De la misma manera, soy incapaz de realizar cualquier otra actividad no relacionada: mi manipuladora mente se vuelve contra mí mismo: si decido salir a la calle a dar un paseo, me sorprende con un enigmático:
¿Y si al final le da por preguntar aquello que ya puso en septiembre de 2004 y has decidido no mirarte, capullo?.
Si por el contrario tomo la decisión de acabar con el sufrimiento de una vez por todas tumbándome al sofá, me sobresalta con un inquietante:
¿Será capaz de repetir lo que preguntó hace apenas un mes en diciembre de 2007 y todavía no has podido comprender del todo, tontín?.
Si me da por sentarme frente al ordenador a escribir un post absurdo, me golpea con un lapidario:
¿Pero qué haces aquí, gilipollas, pudiendo estar aprendiendo aquello que salió en junio de 1997 y jamás ha vuelto a ser preguntado?

Mi mente me insulta constantemente. Me odia en un día como hoy, y yo también la odio a ella. Mi mente es una hija de perra, hombre. Pero mañana nos necesitamos. Mañana iremos de la mano. Mi mente y yo recorremos mañana juntos el corredor de la muerte.

1 comment:

Anonymous said...

Manhana seguro que te ir'a muy bien. Buena suerte, y a ver si acabas de una vez la carrerita!